Mantener las tasas de interés primarias sin cambio resulta una medida acertada, aunque haya provocado división de opiniones al seno del Banco de México (Banxico), consideró el analista senior de BBVA Bancomer, Carlos Serrano.

Apuntó que Banxico tendrá que dar un seguimiento al potencial traspaso en precios del tipo de cambio y a la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, si bien, hoy esos dos factores no representan presiones paras la inflación.

El miembro disidente (Manuel Ramos Francia) dice que no subir la tasa del 7.75 al ocho por ciento, “podría ser muy costoso para la credibilidad del banco central”. Por el contrario, creo que los miembros que votaron a favor de mantener la tasa sin cambios abonaron a mantener dicha credibilidad, argumentó el analista de BBVA Bancomer.

Serrano reiteró que si bien es cierto que la inflación general ha tenido un repunte, éste se explica fundamentalmente por los aumentos en los precios de los energéticos, lo cual constituye un choque temporal de oferta al que la política monetaria no debería reaccionar.

Refirió que lo importante es que la inflación subyacente sigue estable y sin ningún indicio de que pueda iniciar una trayectoria ascendente.

Acotó que la señal no es la resistencia de la inflación subyacente sino que lo destacable es su estabilidad en un contexto de fuertes choques por el aumento de los precios de los energéticos.

Es cierto, la inflación subyacente aumentó de agosto a septiembre de 3.63 por ciento a 3.67 por ciento, es decir, cuatro centésimas, (pero) sería un grave error que la política monetaria reaccione una variación así con una sola observación”, observó el analista senior de BBVA.

En segundo término, habría que reconocer que la política monetaria es ya muy restrictiva. La tasa de interés real supera el 4 por ciento cuando su valor neutral debe de estar entre 1.5 por ciento y 2 por ciento, es decir, es la tasa más alta en los últimos diez años y una tasa que ya está teniendo efectos negativos en la demanda de algunos tipos de crédito.

Agregó que la política monetaria debe de actuar con firmeza cuando existen presiones de demanda o cuando las expectativas de inflación estén desancladas para combatir la inflación, aun si esto causa un efecto negativo al crecimiento.

Sin embargo, recalcó, la política monetaria no debe de actuar ante choques temporales de oferta y cuando en el horizonte está una caída en los precios y las expectativas bien ancladas.

Hacerlo, abundó, significaría pagar un costo en términos de crecimiento sin recibir un beneficio en términos de inflación ya que la política monetaria es ineficiente ante choques de oferta.

Manifestó que siempre se puede lograr una convergencia más rápida al objetivo de inflación subiendo las tasas, pero también hay que tomar en cuenta los efectos a la economía, por lo cual vale la pena rescatar el concepto de convergencia eficiente de la inflación que llegó a utilizar la Junta de Gobierno de Banxico hace algunos años. Esto sobre todo en un contexto en que existe una brecha negativa del producto, es decir, con la economía creciendo por debajo de su potencial.

Por ello, creo que es un acierto de la junta de gobierno el mencionar que estará atenta a las condiciones de holgura de la economía.

En tercer lugar, concluyó, no se ha observado un traspaso del tipo de cambio a los precios, esto como debería esperarse en un año en el que el peso se ha apreciado frente al dólar y en el que los escenarios de una depreciación abrupta parecieran hoy más remotos debido al anuncio del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (USMCA).

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