Tehuacán.- Al pie del denominado Cerro Colorado, fue descubierto por parte de investigadores del INAH, el primer templo dedicado a Xipe Tótec, deidad mesoamericana, en la Zona Arqueológica de San Diego Chalma en Tehuacán, Puebla.
En un recorrido realizado por Síntesis se percibió que el área está descubierta en un 50 por ciento aproximadamente, y en lo que lleva de exploración han sido halladas dos cabezas desolladas de piedra, y una escultura de Xipe Tótec; así como alteres circulares para rituales humanos.
Foro: Antonio Aparicio
Los inicios de los trabajos de investigación y exploración que lidera la arqueóloga Noemí Castillo Tejero, directora del Proyecto Sur del Estado de Puebla Área Central Popoloca, comenzaron a finales de mayo y concluyeron en septiembre del 2018; se espera que en este 2019 continúe la excavación y se logre que salga a la luz todo el templo.
La construcción se localiza al oeste del Conjunto Central de Ndachjian (en popoloca, ‘agua dentro de la olla’ o ‘dentro del cerro’) y tiene 12 metros de largo por 3.5 de altura, de acuerdo con lo que pudo conocerse en la temporada de exploraciones.
Los colores rojo y amarillo originales de aquella época aún se pueden apreciar, pigmentos que nuestros antepasados creaban con minerales propios de la zona.
 
Los trabajos comenzaron al escarbar el área que está llena de arbustos, árboles y cactus que prevalecen en Tehuacán el viejo.
Foto: Antonio Aparicio
Asistidos por 35 trabajadores de San Diego Chalma, los especialistas liberaron el cráneo y, a poca distancia, ubicaron un cubo estucado y decorado con color rojo, y el arranque de la escalinata que daba acceso al basamento piramidal de un templo.
Al continuar la exploración sobre la trayectoria norte del muro, se encontró un cubo adicional con pigmento rojo, el segundo de los cráneos de piedra y el citado torso esculpido de Xipe Tótec; este último ‘matado’, es decir, fragmentado ritualmente, por lo que no se descarta que en lo sucesivo pueda hallarse la cabeza, brazo derecho y pies (como ha sucedido con otras representaciones de esta deidad descubiertas en el área).
Foto: Antonio Aparicio
El basamento piramidal explorado, lo mismo que los altares circulares —uno al norte: de 3.02 metros de diámetro por 88 centímetros de alto; y otro al sur: de 3.18 m de diámetro y 78 cm de altura— pertenecen a la subestructura de un templo mayor dedicado a Xipe Tótec, que habría funcionado entre 1260 y 1456 d.C.
Cada uno de los cráneos de piedra mide aproximadamente 70 centímetros de alto y pesa alrededor de 200 kilogramos; también se encontraron ‘matados’ según lo atestiguan respectivos cortes hechos a la nariz.
Fueron esculpidas en piedra volcánica (posiblemente riolita) que es ajena a la región, por lo que se cree que si bien eran de material importado, se tallaron in situ dado que no muestran daños que quizá habrían sufrido durante su traslado, tomando en cuenta los escasos medios de transporte de la época.
Foto: Antonio Aparicio
Se espera que las esculturas, junto con otros materiales de  cerámica y obsidiana recabados en la temporada de campo, puedan ser estudiadas a profundidad para indagar antigüedad, materiales y manufactura, en aras de incorporarlas finalmente al recorrido del Museo de Sitio de la zona arqueológica.
 
Sacrificios antiguos 
Una de las fiestas más importantes del México antiguo era el Tlacaxipehualiztli (en náhuatl, ‘ponerse la piel del desollado’). Se efectuaba comúnmente en dos altares circulares: en el primero se sacrificaba a los cautivos mediante combates gladiatorios o flechamientos; y en el segundo se hacía el desollamiento para glorificar a Xipe Tótec, un proceso en el que los sacerdotes se ataviaban con la piel del individuo, la cual depositaban ulteriormente en pequeños hoyos hechos en las explanadas, frente a los altares.
Foto: Antonio Aparicio
Lo anterior pondera la importancia que para el equipo de arqueólogos liderado por Noemí Castillo, tiene haber hallado ambos altares de sacrificio en el basamento piramidal, e incluso dos agujeros en el suelo (frente a los altares) que estaban rellenos de tierra —a modo de clausura—, y que estaban debajo de los cráneos de piedra.

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