Tardaron 14 años, pero los integrantes del poder Judicial se armaron de valor y parece que ahora sí llegará la justicia en contra de Mario Marín Torres en el caso Lydia Cacho.
Y es que se confirmó la orden de aprehensión girada en contra del exgobernador de Puebla por el delito de tortura.
La nota de mi compañera Charo Murillo Merchant narra:
“Luego de que un tribunal federal libró órdenes de aprehensión contra el exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres; el empresario Kamel Nacif Borge; el exdirector de la entonces Policía Judicial del Estado, Adolfo Karam Beltrán; y el exjefe de Mandamiento Judiciales, Juan Sánchez Moreno, por el delito de tortura, trascendió la detención de este último en el Estado de México.
Añade que “de acuerdo con información preliminar, la captura de Sánchez Moreno ocurrió la tarde del martes en el municipio de Ecatepec, donde laboraba como comandante, siendo personal de la Fiscalía General de la República (FGR) quien se encargaría de realizar el traslado al estado de Quintana Roo.
“Y es que el Primer Tribunal Unitario del Vigesimoséptimo Circuito, en ese estado, ordenó librar las órdenes de captura contra los cuatro personajes por su probable responsabilidad en el delito de tortura en agravio de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, dentro de la causa penal 26/2018.
“El documento de notificación con fecha 11 de abril del presente año, comisiona a la Juez de la causa a efectuar los trámites para proveer la suspensión de los derechos políticos de los inculpados.
“Lo anterior, por el resolutivo del 27 de noviembre de 2018 en el que se negó librar la orden de aprensión dictada por la Juez Segundo de Distrito en el estado de Quintana Roo”.
De concretarse la detención del exgobernador Mario Marín, el hecho significaría el primer golpe jurídico de este tipo en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y serviría para cumplir con el manual establecido por la política tradicional que establece que el nuevo soberano debe mostrar una cabeza al pueblo bueno para demostrar que el cambio ha llegado (aunque claro, es un poder distinto el que ejercería la acción legal).
Para los poblanos, la detención de Mario Marín no podría caer mejor. Después de al menos un año de vaivenes y pugnas políticas que se han traducido casi en zozobra, resultaría un bálsamo.
Es sin duda, un golpe que traería satisfacción al estado –dado el pésimo recuerdo que tenemos del gobierno de Marín Torres, perdonado por Rafael Moreno Valle.
Pero no hay que olvidar que no se trata sólo de la lucha por los agravios a una periodista vertical y luchadora social, sino que el hecho representaría la llegada de la justicia a todas las víctimas de violencia, trata y pornografía infantil.
Desde los corrillos:
¿Quién asesora a Jiménez Merino?
A Alberto Jiménez Merino sí le afecta el caso de la eventual detención de
Mario Marín Torres, exgobernador de Puebla.
Obvio, porque el expresidente del PRI estatal, exalcalde de la capital y exsecretario de gobernación de Puebla, sería exhibido por semanas y meses como lo ha sido en los últimos días debido a sus abusos en contra de la periodista Lydia Cacho.
Es entendible el daño a la campaña del tricolor porque precisamente la imagen y el mensaje que mandan las autoridades judiciales es que se acabó la impunidad. Impunidad que prolongó el PRI. Impunidad que mantuvo el PAN.
Tuvieron que llegar presiones internacionales (el Comité de Derechos Humanos de la ONU) para que las autoridades judiciales se decidieran a hacer justicia.
Tuvo que llegar Andrés Manuel López Obrador para que el Estado mexicano ofreciera una disculpa a la periodista Lydia Cacho y me queda claro que abonó a las condiciones para que se tomara la decisión en el poder Judicial.
En medio de todo este escándalo, el PRI sale muy mal parado y en lugar de deslindarse de Marín, Jiménez Merino optó por atacar al gobierno del estado, encabezado por Guillermo Pacheco Pulido, y acusar uso de recursos y reparto de apoyos afectando su campaña.
Sin embargo, la denuncia mediática no se ha convertido en jurídica, y se esperaría que ocurriera porque si no, sería más de los mismo. En campaña los candidatos denuncian en medios pero nunca pasa nada sobre sus dichos.
Es el caso de Enrique Cárdenas, candidato del panismo a la gubernatura, quien también asumió el golpeteo al gobierno estatal como estrategia para tratar de llamar la atención del electorado.
Lo que olvidan ambos equipos es que el gobernador Guillermo Pacheco Pulido mantiene una alta aceptación social porque llegó a calmar los ánimos en el estado cuando más álgido estaba todo.
Olvidan que si ha tenido un discurso consistente es precisamente la absoluta decisión de no apoyar a candidato o partido alguno, y que no se jugará su credibilidad y buen nombre por apoyar a un partido que no necesita apoyo alguno, pues tiene una ventaja de 40 puntos.
¿Es un error de estrategia atacar al gobernador? Claro. Sobre todo porque el que acusa está obligado a probar. Y siendo Pacheco Pulido un encumbrado abogado, no se extrañe que después de la campaña decida actuar legalmente para no dejar asomo de duda de su imparcialidad.
En fin. Con eso de que Valentín Meneses parece que dejó de coordinar la campaña de Jiménez Merino (no sin antes grillar a comunicadores y acusarlos de dogeristas) y su lugar lo tomó el joven Ramón Fernández, pues quizá valoren bajarle a los ataques que resultan ser simples tiritititos.
Gracias y nos leemos el viernes, ojalá con Mario Marín preso.
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