Atlixco. Toro en fuga pone en el ojo del huracán al rastro municipal, ubicado en el centro de esta ciudad. Por un lado, en el sentido de la capacitación que pueden tener los que trabajan en el lugar, y por el otro las decadentes condiciones que existen ahí.
Por décadas, gobierno tras gobierno, se ha buscado en la necesidad y recomendaciones de las áreas de la salud en turno la reubicación de este rastro municipal, debido a que esta contaminando severamente la zona en donde se encuentra.
Garantizar la higiene y conseguir las certificaciones correspondientes como rastro saludable a cada administración le ha costado trabajo, debido a que pese a los intentos de los responsables correspondientes, no ha existido una buena inversión en el tema de la tecnificación del lugar, a falta de una reubicación.
En el gobierno de Ricardo Camacho (2011-2014) se estuvo a muy poco de lograr la certificación tipo TIF para este matadero, pese a no obtenerla, se manejó que dentro de la entidad poblana este era uno de los rastros que trabajaba de acuerdo a las normas de la Secretaria de Salud, ya que además de mantener la higiene en la matanza no se permitía el sacrificio de animales engordados con clembuterol.
Para la administración de José Luis Galeazzi (2014-2018), los esfuerzos se centraron en la posible reubicación, la idea como lo comentó en ese entonces el regidor Juan Manuel Ayestaran, era llevarlo al predio Santa Rita, debido al costo elevado que resultaba este cambio finalmente no se logró.
Otro tema importante es la contaminación que ocasiona este centro de matanza de reses y cerdos, es el drenaje que desemboca directo a una de las barrancas que atraviesan la ciudad, la del Carmen, los olores fétidos y los líquidos con tonos rojizos por la sangre que va en ellos obligaron a que en alguna administración anterior se colocara maya ciclónica con plástico verde para cubrir sobre el puente, con el argumento de que la gente no tiraría basura a la barranca, lo cierto es que era para evitar que en ese entonces la creciente industria turística se viera afectada con tan mala imagen a escasas seis cuadras del centro histórico.
A esto se suma que es un fuerte atractivo para fauna nociva, por estar a lado una calle de distancia de la barranca, además de perros que ingresan para robarse el hueso que pueden.
Y finalmente el asunto del toro que se escapó el sábado pasado que puso en entredicho la capacidad de los trabajadores para controlar a los animales a sacrificar dentro de este rastro. Versiones extraoficiales indicaron que el animal logró huir del matadero por una zona de la estructura del edificio que se encuentra deteriorada, esto pese a los intentos de los empleados por contenerlo.
El toro pesaba 450 kilos, dejos tres personas lesionadas a los largo de su recorrido al momento de huir, una cerca del rastro municipal, la segunda sobre la calle tres sur en el mercado municipal Benito Juárez y la tercera en el tianguis de Atlixco. Además de diversos daños materiales a comercios y tianguistas, el animal ya estaba en posesión de los trabajadores del matadero, quien pagara todos los gastos médicos y de daños es la administración municipal encabezada por Guillermo Velázquez Gutiérrez.
Declaraciones de empleados, que prefirieron el anonimato, señalan que se había solicitado la reparación del área por donde escapó el animal desde hace al menos un mes, pero que bajo el argumento de que no hay recursos no se la había dado la atención requerida.
En este rastro diariamente se sacrifican al menos 100 cerdos y unas 50 reses, lo que significa un ingreso a las arcas municipales calculado en más de ocho millones de pesos al año, ganancia que no se ve reflejada en el mejoramiento de las condiciones del lugar.