Tehuacán. Tres localidades poblanas (San Juan Raya, Los Reyes Metzontla y Zapotitlán Salinas) y cuatro oaxaqueñas (Santa María Tecomavaca, Santiago Quiotepec, Santiago Apoala y San José del Chilar), figuran entre los principales destinos turísticos con infraestructura en el Valle de Tehuacán Cuicatlán: Hábitat Originario de Mesoamérica, inscrito recientemente en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
Fernando Reyes Flores, director de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC), señaló que dicha declaratoria ha aumentado la afluencia de visitantes y hay confianza en en que detone el turismo local, regional, nacional e internacional, generando más ingresos económicos para la gente de las comunidades ubicadas dentro de la poligonal, lo que a la par ameritará más infraestructura, capacitación y difusión de los espacios.
El biólogo refirió que actualmente son alrededor de 20 mil visitantes los que arriban a la región, con costos-valor mínimos de 30 a 40 pesos que se cobra por derechos y cuyo impuesto federal se regresa para el mantenimiento del sitio, por lo que exhortó a visitar el nuevo Sitio Mixto, localizado en la parte centro-sur de México.
El bien referido conjuga una extraordinaria diversidad biológica y cultural, por lo que espera un repunte turístico notorio que implicará mantenerlo en buen estado de conservación, mediante el aprovechamiento de los paisajes y especies prioritarias que permitan generar una opción productiva alternativa basada en la visitación.
De acuerdo con la Unesco, un patrimonio cultural puede estar constituido por aquellos monumentos, conjuntos o lugares con valor desde la perspectiva de la historia, el arte o la ciencia; en cuanto al patrimonio natural, está representado por los monumentos naturales constituidos por formaciones físico-biológicas o por grupos de estas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico.
El patrimonio mixto responde de manera parcial o total a las definiciones de patrimonio cultural y natural, por lo tanto, el Valle de Tehuacán-Cuicatlán inscrito a esta nominación sólo comprende un área de 10 mil kilómetros cuadrados, región considerada como la zona árida o semiárida con mayor diversidad biológica en norteamérica, además, es uno de los hotspots de biodiversidad que contiene biomas caracterizados por altos niveles de endemismo, especies en peligro y comunidades raras de flora, donde se han registrado 3 mil 020 especies de plantas vasculares.
Es un mosaico de la gran diversidad de hábitats, el hogar de comunidades complejas, de alta diversidad de especies y endemismos, su diversidad florística sobrepasa la de cualquier otra tierra seca del planeta y es un excepcional centro de agrobiodiversidad y centro mundial de diversificación de numerosos grupos de plantas.
Tiene 21 tipos de vegetación, pero son cuatro sus tipos de vegetación primaria: bosque tropical caducifolio (68% de la superficie nominada), matorral xerófilo (19.4%), bosque de encino (9.4%) y bosque de pino (0.11%).
Entre las especies de cactáceas más destacables se pueden mencionar los cactus columnares y arborescentes que dominan sus paisaje como el viejito, los tetechos, el pitayo viejo, los chendes, el chichipe, el cardón gigante de Tehuacán y el pitayo tunillo.
Sus ecosistemas son una prueba de la larga interacción entre el hombre y la naturaleza, en gran parte son el resultado de prácticas agrícolas presentes desde hace 9600-7000 años, que combinaron los complejos procesos de la selección humana con las tecnologías de manejo del agua.
En cuanto a su riqueza cultural, albergan vestigios que se remontan al origen de la domesticación de especies como: maíz (Zea mays), chile (Capsicum annum), amaranto (Amaranthus sp), aguacate (Persea americana), calabaza (Curcubita sp) y frijol (Phaseolus sp), entre otros, así como el inicio de la agricultura y la transición de las sociedades de cazadores-recolectores a las sociedades neolíticas sedentarias, cuyo paso se aprecia hasta hoy a través de las pinturas rupestres, cementerios, montículos, construcciones y ciudadelas que dejaron asentados en la zona.
Las prácticas de manejo tradicional de la biodiversidad de sus ocho grupos indígenas: mixtecos, nahuas, popolocas, chocholtecos, ixcatecos, mazatecos, chinantecos y cuicatecos, así como una comunidad afromexicana, son la evidencia de la continuidad milenaria en el conocimiento y uso de la biodiversidad con fines culinarios, medicinales, ornamentales, arquitectónicos, cosméticos o para rituales, donde se cuenta con uno de los inventarios más amplios de plantas útiles del país con más de mil 600 especies.
Su diversidad faunística sobrepasa la de cualquier otro sitio seco del planeta con 131 especies de mamíferos, 338 especies de aves, 83 especies de reptiles, 28 especies de anfibios y 14 especies de peces, de las cuales 36 son endémicas y 121 se encuentran en alguna categoría de riesgo.
Por su extensión territorial también ayuda a mantener las poblaciones de especies con altos requerimientos de espacio como el águila real, posee el registro más sureño de una pareja reproductiva, al igual que los animales con migraciones locales como guacamayas y murciélagos, y los grandes depredadores con gran capacidad de desplazamiento como el jaguar o el puma.
En conjunto, el polígono nominado, la RBTC y la provincia florística del Valle de Tehuacán conservan 237 especies endémicas, lo que manifiesta que toda el área es un sitio de alta diversidad biológica y de alta prioridad para su conservación.