A nivel mundial la UNESCO estima que solo 35 por ciento de los estudiantes de áreas científicas, tecnológicas, de ingeniería y matemáticas son mujeres, esto a pesar del incremento de la participación femenina en los niveles de educación superior. En México, el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) afirma que entre 1969 y 2000 el número de mujeres en la universidad se incrementó del 17 al 50 por ciento y en posgrado creció 43 por ciento.

A pesar de estas cifras y de que históricamente las mujeres han realizado contribuciones destacadas, su participación actual en áreas como Física, Matemáticas, Ciencias de la Tierra e ingenierías aún demuestra rezago con una presencia nacional femenina de solo 20 por ciento.

En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, su reconocimiento y participación se vincula todavía con el cumplimiento de roles que confieren a la mujer la responsabilidad, en mayor medida, de la crianza de los hijos y los deberes del hogar.

Para romper con estos esquemas, además de prejuicios que ponen erróneamente en duda sus capacidades, distintos organismos internacionales han optado por campañas que impulsen las vocaciones científicas y tecnológicas en las niñas, con el objetivo de construir colectivamente el conocimiento, desde la mirada de las mujeres y los hombres con igualdad de oportunidades.

La presencia de las niñas y las mujeres en la ciencia, sobre todo en aquellas denominadas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), implica ya un compromiso no solo de los gobiernos en todo el mundo, sino también de las instituciones de educación superior como la BUAP, que reconoce la inclusión femenina como un factor clave en el fortalecimiento y generación de nuevas competencias en el mercado laboral.

El ingreso femenino en la BUAP

En la BUAP se reflejan las tendencias nacionales e internacionales de la participación de la mujer en la educación y la ciencia. Para la matrícula de ingreso correspondiente al ciclo 2018-2019, desde el nivel medio superior a posgrado, las mujeres representaron 53 por ciento del total de los ingresos.

A pesar de que numéricamente superan a los hombres, la distribución de las mujeres en las áreas de conocimiento tiene una tendencia muy clara hacia las siguientes unidades: Administración, Derecho y Ciencias Sociales, Enfermería, Ciencias Químicas, Contaduría Pública, Estomatología, Medicina, Psicología, Filosofía, Lenguas, Artes y Arquitectura.

De las anteriores, destaca que, en carreras dedicadas primordialmente a la salud y cuidado del otro, como Enfermería, las mujeres representan seis veces más que los varones; en Psicología y Estomatología los triplican; y en Medicina los duplican.

Esta tendencia contrasta con las carreras relacionadas con el área de Tecnología y Ciencias Exactas, donde la presencia masculina es mayoría. Por ejemplo, los varones triplican a nivel licenciatura a las mujeres en Computación, Electrónica, Física e Ingenierías; mientras que en Matemáticas y en Cultura Física, las duplican. En resumen, en estas áreas solo participan cerca de 700 mujeres contra más de dos mil varones.

A pesar de estas disparidades, la Universidad realiza esfuerzos para que se revalore el papel de la mujer en la ciencia y como parte de estas acciones, por primera vez en toda la historia de la BUAP, las facultades de Ciencias Físico Matemáticas, Ciencias de la Electrónica, Ciencias de la Computación, Ingeniería Química y el Instituto de Física Luis Rivera Terrazas están dirigidos por mujeres que destacan diariamente en sus áreas de investigación y también en la administración de estas unidades.

El papel de la mujer en las ciencias

La equidad de género en las áreas de conocimiento STEM aún representa un desafío, por lo que es necesario incrementar la presencia femenina en estos campos y al mismo tiempo contrarrestar su deserción en las áreas científicas.

De acuerdo con el Sistema Nacional de Investigadores en México (SNI), las académicas reducen su participación en los niveles II y III, lo que refleja un punto de quiebre en cuanto a los requerimientos que exigen estos niveles. Es de notar que las mujeres que optan por la decisión de tener hijos asumen una reducción de su tiempo dedicado al plano profesional y académico.

En la Universidad hay 533 científicos registrados en el SNI: 63 por ciento son hombres y 36 por ciento son mujeres, quienes son minoría en los totales de los tres niveles del sistema (I, II y III).

Por otra parte, en el nivel I las investigadoras representan el 44 por ciento del total de inscritos; en II, el 22 por ciento; y en el III, el 10 por ciento. En cuanto a su presencia en las áreas de conocimiento, destacan en las Ciencias Naturales, Agropecuarias, Ciencias de la Educación y Humanidades.

En las áreas de Ciencias Naturales y Agropecuarias, así como Ciencias de la Educación y Humanidades, las académicas superan numéricamente a sus pares varones, aunque solo en el nivel I del SNI.

En Ciencias Exactas, por 40 investigadores del nivel I, hay solo 13 mujeres; mientras que en el nivel II y III su participación se reduce. Del total de mujeres SNI III que hay en la Universidad, una de ellas pertenece al área de exactas: la doctora María Eugenia Mendoza Álvarez; mientras que la doctora María de la Paz Elizalde González es de Ingeniería y Tecnologías.

Asimismo, también resaltan por su trabajo y compromiso las investigadoras Montserrat Galí Boadella y Rosalva Loreto López, de Humanidades, y Leticia María Guadalupe Quintero Cortés, del área de Ciencias Naturales y Agropecuarias, no solo por obtener el grado III del SNI, sino por su compromiso con el quehacer científico en esta institución.

Al igual que ellas, cientos de mujeres dedicadas a la academia dentro de la Universidad trabajan todos los días para reducir las brechas que aún existen; este trabajo va de la mano con los compromisos que guarda la BUAP para que desde los niveles medio superior se formen a niñas y mujeres que encuentren en la ciencia un camino innovador, creativo y riguroso para crecer.

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