Desde que nacemos, para las niñas es más difícil la vida. De entrada, somos más propensas a infecciones urinarias por el uso del pañal debido a nuestra estructura biológica; luego, desde chiquitas tenemos que andar cuidándonos de que al usar vestido o falda no se nos vea la ropa interior al jugar; de hecho, las niñas para mayor comodidad deberían de usar en las fiestas un short o pantalón bonito en vez de los coquetos, pero incómodos e imprácticos vestidos.
Sobre esto, hace poco leí un artículo que hablaba acerca de los uniformes escolares y la pertinencia de que las alumnas también usaran pantalón en vez de falda para evitar antiguas y comunes prácticas llevadas a cabo por los alumnos como la de colocar un espejito en el suelo para poder verle los calzones a las compañeras. Además hablaba de la comodidad que ya les mencionaba.
Estoy totalmente de acuerdo; las niñas y adolescentes deberían tener la plena libertad de movimiento sin ninguna preocupación igual que los varones.
Remontándonos a la historia, durante siglos no se le permitió a la mujer usar pantalón. No fue sino hasta la década de los 40’s, más que nada después de la Segunda Guerra Mundial cuando se le comenzó a permitir su uso pero de manera limitada. Para fiestas y eventos sociales tenían que usar obligatoriamente vestido o falda larga con una blusa adecuada y por supuesto tacones.
Durante la década de los 50’s, las féminas sobre todo las casadas, eran más muñecas de aparador que el marido presumía que realmente mujeres con valor propio. Solo baste recordar la típica imagen de una mujer de aquella década, vestida, peinada y maquillada impecablemente; ah, por supuesto no podía faltar el famoso collar de perlas adornando primorosamente su cuello. La falda larga ajustada con un cinturón o un vestido ceñido a la cintura eran el look de la época. Hasta la fecha, ese estereotipo de la mujer perfecta sigue siendo el más representativo del papel al que se relegaba a la mujer y al que en muchos hogares se sigue relegando.
Ya en la década de los 60’s comenzó a cambiar la cosa y en la de los 70’s con el movimiento de liberación sexual, el uso del pantalón quedó totalmente normalizado, pero aun así, en ciertas actividades se mantiene como obligatorio usar falda, como en algunos trabajos como parte del uniforme y en las escuelas.
Otro aspecto en el que es más difícil ser mujer, es de los cambios biológicos que sufre nuestro cuerpo durante la adolescencia; hay chicas que se sienten incómodas cuando les comienza a crecer el busto. Eso aunado al comienzo de la menstruación con la llegada de la menarca, nombre con el que se conoce a la primera menstruación, vuelve a la adolescencia un periodo complicado para muchas chicas.
Cada cuerpo es diferente, pero el Síndrome Premenstrual puede causar síntomas molestos y dolorosos en la cintura, en los senos o en la cabeza, así como el periodo puede provocar un intenso dolor en la zona del vientre y la cadera. Estos síntomas varían durante nuestra vida haciéndose más o menos intensos y modificándose generalmente tras dar a luz, pero de que el periodo nos da lata de alguna manera toda nuestra vida fértil, ¡nos da lata!
Luego al ser quienes podemos gestar vida, debemos pasar ya sea por un parto o por una cesárea, padeciendo dolor con cualquiera de las dos formas; digo, vale totalmente la pena ese dolor porque es la única manera de poder traer al mundo a nuestros bebés y al igual que con la menstruación, cada cuerpo es distinto, hay a quien le duele más que a otras, ¡pero de que le sufrimos, le sufrimos! El asunto de la lactancia tampoco es algo fácil. Al principio en lo que se adaptan mamá y bebé, suele haber dolor para la mamá.
Y así durante toda nuestra vida, nos vamos enfrentando a situaciones donde para las mujeres es más difícil. Cuando estudiamos o trabajamos podemos padecer acoso; cuando trabajamos y nos embarazamos nos quieren bajar de puesto o correr; cuando somos mamás y queremos desarrollarnos profesionalmente, nos tildan de malas madres acusándonos de preferir el trabajo sobre los hijos y el marido; si se nos violenta, se nos acosa, se nos agrede sexualmente, resulta ¡que es nuestra culpa! ¡que nosotras lo provocamos! Siempre somos las malas ante cualquier situación.
Decía una prima cuando éramos adolescentes, que cuando tuviera hijos no quería tener niñas porque sufrimos más y es cierto…pero a pesar de ello, no cambiaría por nada el ser mujer y si tuviera una hija, le enseñaría que a pesar de lo que nos toca pasar, vale muchísimo la pena haber nacido niña.
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