Alejandro Aguirre Guerrero (@aaguirre-g) columnista de “El Universal” publicó hace unos días una curiosa nota en la que se dice que: “decididos a retomar el control de las Cámaras en el 2021” los últimos 3 expresidentes priístas: Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Enrique Peña, se encuentran confabulando para continuar moviendo los hilos del país. Todo esto lo hacen protegidos y amparados por la tecnología y, por supuesto, con la promesa de negarlo públicamente si fuera el caso.

No me voy a detener en el análisis de lo que pudiera o no suceder en los terrenos que conciernen exclusivamente a “los grandes Dioses del Olimpo”. Las negociaciones, favores, acuerdos y demás intereses que se tejan en las altas esferas de poder se cocinan en ambientes impenetrables y blindados. ¡Lejos estamos la sociedad civil de lograr obtener información de primera mano! La elucubración es el ingrediente fundamental para alimentar la incertidumbre en la que vivimos todos los días.

Pero la nota llama la atención en los días en que a México Libre se le niega el registro como partido político y con ello, se sepultan las esperanzas de otro segmento que aspiraba al manejo del poder. La radiografía de la política actual es deprimente, no sólo Calderón y Zavala se separaron del PAN para anunciar su lucha electoral, también lo hizo el actual presidente creando a MORENA, al separarse del PRD después de haber roto lazos con el PRI, y hoy, siendo provocador en gran medida de la carnicería que se vive al interior del movimiento que transformó en la principal fuerza política de México y de la cual, sutilmente se hace a un lado para dejar que se maten solos. Para algunos, esto representa una extraordinaria oportunidad para que se debiliten y acaben entre ellos, para otros, la misma oportunidad para calmar las aguas y mirar todos en el mismo sentido. ¿Cuál será ese camino, estimado lector? Aterra pensar que se continuará por el que llevamos, afirmación que se hace desde la objetividad dejando las pasiones de lado.

En el 2021 librarán batalla electoral 10 partidos políticos, 5 de ellos afines a MORENA, (PVEM, PT, PES, RSP y Fuerza Social) aún cabe la mínima posibilidad, pero cabe, que de unirse PAN, PRD, PRI y Movimiento Ciudadano puedan dar batalla como bloque opositor. Sin embargo, pocas posibilidades se tienen de lograrlo si partimos del escenario actual plagado de protagonismo, ambigüedades y puntapiés en el que no se pierde oportunidad de aniquilar al oponente incluso del mismo partido.

Hundidos en este escenario viscoso, pensar en que el último de los “estadistas” regrese a conciliar, flanqueado por quienes comparten la tradicional e histórica filosofía institucional tricolor, lo mismo que a poner orden ¿institucional? en contra de la 4T es un aliciente para millones de mexicanos que padecen desempleo, violencia, caos social, incertidumbre, inseguridad, muerte y vemos aterrorizados el desmembramiento de los organismos gubernamentales que poco a poco se fueron creando para propiciar las condiciones de progreso y crecimiento nacional, es darnos el permiso de cobijarnos con la esperanza de la existencia de un ser supremo que pueda detener la voracidad del presidente, pues ni los partidos políticos, ni las instituciones, ni las organizaciones de la sociedad civil, ni el manifiesto que emana de una gran parte del pueblo mexicano, han logrado que despierte la conciencia de quien ha colocado a México en el peor escenario posible en materia política, económica y social de los últimos 80 años.

Parece ser que el grito ahogado, de quienes ven los bolsillos vacíos; los lamentos y sollozos, de aquellos que han enterrado a sus seres queridos; los brazos extendidos de los niños clamando medicamentos y atención, rogando por unos años más de vida, se unen en una misma plegaria: Dios o Salinas ¡apiádate de nosotros!

Así de perdidos estamos.

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