Sin duda, este año 2020 ha sido particularmente difícil para todos.
La pandemia causada por el virus SARSCOV-2, mejor conocido como COVID19 nos tomó a todos por sorpresa.
En México a principios de año cuando empezamos a saber a través de los medios de comunicación que en China estaban ya en alerta por un virus desconocido, se nos antojaba a los ciudadanos lejana la posibilidad de que llegara a nuestro país, pero conforme fue avanzando el virus cual monstruo asechando por los rincones, nos fue invadiendo el temor de que la epidemia se convirtiera en pandemia y alcanzara a Latinoamérica.
Desgraciadamente, el temor se convirtió en realidad y en Febrero el virus arribó a Brasil, posteriormente presentándose el primer caso en México el 27 de ese mismo mes.
Un mes después, la realidad de las mexicanas y mexicanos cambió drásticamente.
El confinamiento que se tuvo que decretar para tratar de mitigar la rápida propagación del virus nos ha afectado a todos tanto a nivel salud, emocional y económico.
Los que nos hemos librado de contagiarnos de CORONAVIRUS, nos hemos enfrentado a otras batallas. Nuestra salud y apariencia se han visto modificadas por la falta de ejercicio. Nuestras emociones han estado sometidas al temor de contagiarnos y al estrés que ha generado la caída de la economía a nivel nacional.
Pero lamentablemente, como ya se ha comentado, la pandemia afectó de manera especial a las mujeres, quienes al pasar más tiempo encerradas con sus parejas, han estado más expuestas a sus agresores.
Contra adultas y niñas ha aumentado la violencia de manera considerable y no se ve que las cosas vayan a mejorar, sino al contrario. El extendido confinamiento ha provocado que se incrementara el número de embarazos en adolescentes, quienes verán truncados sus estudios, sometiéndose así al yugo del patriarcado.
En tan solo unos meses, los avances en contra de la violencia hacia las mujeres han visto un retroceso que será complicado remontar.
Al estar casi siempre en casa, las mujeres han vuelto al papel de principales cuidadoras del hogar a la par de tener que desempeñar sus actividades laborales desde este mismo, mientras que un buen número de hombres cómodamente desempeña sus funciones laborales a distancia pero sin colaborar con las actividades domésticas.
Esto solo ha demostrado que la realidad de las mujeres mexicanas no ha cambiado gran cosa, sino que como mencionaba en una anterior columna, el que pudieran salir a trabajar les daba por lo menos un rato de refugio del yugo y agresión de sus parejas.
Tan ha aumentado la violencia hacia las mujeres en nuestro país y en el mundo, que se le ha denominado ya por los medios de comunicación como la otra pandemia.
Aún nos queda un largo camino por recorrer antes de que el desconfinamiento total pueda ser una realidad. No será hasta que esto ocurra, que se podrá llevar a cabo un diagnóstico completo de la situación de las féminas mexicanas y de todo el mundo.
La vacuna que ya se comenzó a aplicar en México y a nivel mundial, nos da la esperanza de que el siguiente año sea el último que tengamos que pasar la mayoría del tiempo encerrados y de que poco a poco, la vida como la conocíamos vuelva a la normalidad.
Mientras, no nos queda más que mantener el ánimo arriba y valorar más que nunca a quienes tenemos en nuestras vidas. El CORONAVIRUS nos ha enseñado de manera implacable, que cualquiera de nosotros casi en un abrir y cerrar de ojos puede ya no estar.
Nos leemos la próxima semana.
¡FELIZ AÑO NUEVO!
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