Hace 3 años, Morena se perfilaba a ser el súper partido que, a la sombra del eterno candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, garantizaba el triunfo a cualquier candidato, por improvisado que fuera (lo malo es que fueron casi todos).

Se ganaron la lotería y sin comprar boleto.

No importaba la posición que se jugara ya fuera para alcalde, diputado local, federal, gobernador o senador, el triunfo estaba garantizado, debido también al desgaste del PRIAN, que teniendo el poder, lo despilfarró.

Así fue como muchos y muchas llegaron al poder en condiciones de inexperiencia que nos ha costado caro.

Una de estas posiciones es la que hoy ocupa el Ayuntamiento de la Ciudad de Puebla en la figura de la edil Claudia Rivera Vivanco.

A tres años de distancia (con dos y medio de desgobierno) se librará una nueva batalla por la alcaldía capitalina, y Morena a diferencia del 2018 no la tiene fácil.

Pero confiando aun en el capital político con el que sí cuenta el Presidente López Obrador y en la corta memoria de la población votante, los morenistas esperan reconquistar el triunfo.

Aunque el escenario es negativo, todo puede pasar.

Y en esta nueva lucha, el primero en levantar la mano públicamente fue el senador de la República Alejandro Armenta, sin embargo, no será él el candidato.

Tampoco le interesa.

Ocupa una de las posiciones más estratégicas en la Cámara alta en el Congreso de la Unión (la presidencia de la Comisión de Hacienda y Crédito Público) donde puede fortalecer su influencia con Gobernadores de todos los partidos y de toda la geografía nacional; con Secretarios de Estado, sectores productivos y un sinnúmero de personajes que pueden ayudarle en su intención de ser gobernador para el 2024.

Esta misma fórmula le sirvió al extinto Rafael Moreno Valle sin haber sido presidente de una comisión tan influyente y estratégica como sí cuenta hoy Armenta Mier.

Haber señalado que valora la posibilidad de participar, lo pone en la mesa de juego.

Esa es la estrategia que muchos aplican previo a un proceso.

Aseguran querer la posición sin posibilidades de obtenerla o, como en el caso de Armenta, sin interés de conseguirla.

Pero lo que sí se logra es negociar posiciones con aquel que sea ungido como candidato.

Alejandro Armenta además es amigo (así lo ha manifestado en muchas ocasiones) de la actual edil, Claudia Rivera Vivanco por lo que su papel será de conciliación y buscará que su proyecto para mejorar y rescatar a Puebla sea incorporado al plan de campaña y de gobierno de quien sea resulte candidato o candidata.

Es como el médico que propone remedios para que otro galeno los recete.

Por otro lado, Gabriel Biestro por fin se destapó y también buscará ser el sucesor de su ex aliada Claudia Rivera.

Entrevistado por Arturo Luna en Televisa Puebla, Biestro Mendinilla, quien desde 2018 funge como líder del Congreso del Estado, señaló que irá con todo y confió que su trabajo en la legislatura local será su mejor carta de presentación.

Cuenta además con el apoyo del gobernador Miguel Barbosa (que no es poca cosa), pero tendrá que cargar con el descrédito de un gobierno que quedó mucho a deber.

No obstante podría manejar un discurso donde reconozca que Morena fracasó pero que merece una segunda oportunidad.

Y la tercera que ha levantado la mano es la mismísima Claudia Rivera, quien es ampliamente apoyada… pero por los aspirantes de otros partidos porque tenerla como contrincante, será una caminata sobre la arena del mar.

Otros actores como Abraham Quiroz, Ernesto Etcheverry y demás eternos perdedores, solo servirán para simular una amplia participación de aspirantes que solo buscarán negociar aunque reciban migajas.

@AlbertoRuedaE

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