Cómo estarán de feas, horrorosas, difíciles y graves las cosas hoy en Morena en Puebla que el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta ya dio un manotazo en la mesa y llamó a los líderes de su partido a “no agandallarse” las candidaturas.
El mandatario sugirió que le quieren dar la vuelta y dejarlo bailando con la más fea en la repartición de los banderines para participar por un cargo público el 06 de junio próximo.
Tanto, que les dijo públicamente a los mandones de Morena en el estado que la designación de candidaturas debe darse con “legalidad” y no al estilo del viejo régimen del PRI.
No asumiendo los vicios con los que Morena parece fortalecerse tomar vida.
Porque hoy por hoy Morena resultó ser lo mismo de siempre.
¿O a poco pensaron en Morena y que la mentada Cuarta Transformación (4T) acabarían con los vicios del viejo régimen político?
¿Qué su partido y el obradorismo acabaría con la corrupción?
¿De verdad resultaron tan majes?
Morena en Puebla si no pierde por el hartazgo de la gente, por el voto de castigo, o por la falta de resultados, lo hará, sin duda, por los graves conflictos intestinos que tienen. ¿Y así se quejan del PAN y su alianza?
No tienen madre, dijera el clásico.
A los panistas si algo los ha caracterizado es que siempre han sido disciplinados, es decir se inconforman durante la rebatinga de las candidaturas y su calentura pero al final se suman en una sola campaña para lograr fuerza y unidad.
A ver si es cierto que son así.
Porque, esta vez, a pesar de ello, tampoco existe la garantía de que las cosas sean así, aunque ya algunos panistas aseguran que a estas alturas ya existe un acuerdo entre los dos grupos antagónicos en el PAN poblano, el de la dirigente estatal Genoveva Huerta Villegas; y el aspirante con mayores posibilidades de triunfo, Eduardo Rivera Pérez.
Porque, igual que Morena, en el albiazul no cantan mal las rancheras y también tienen su escandalito.
Por lo pronto, los morenos poblanos siguen dándose con todo y sin saber que sucederá con el reparto de las candidaturas.
Eso sí, tanto el representante estatal de Morena, Edgar Garmendia de los Santos, como el delegado, Carlos Evangelista Aniceto, ambos alfiles del senador Alejandro Armenta Mier y de la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, ya casi tienen lista su propuesta para todas y cada una de las candidaturas.
De ser cierta la versión, los conflictos en Morena se agudizarán y van a cimbrar a su militancia, toda vez que el barbosismo podría resultar afectado, acotado y minimizado en cuanto a la designación de candidatos.
Seguramente por esa razón el gobernador Barbosa reaccionó, pues podría estar viendo que sus gallos, particularmente el que competiría por la presidencia municipal, el diputado Gabriel Biestro Medinilla, podría quedar fuera de la contienda.
Porque si las candidaturas son entregadas con encuesta en mano, con los resultados de popularidad, aceptación, percepción, entre otras mediciones, es prácticamente un hecho que el legislador va a tener que esperar un mejor momento.
La beneficiada, con sus respectivos asegunes, sería nada más y nada menos que la actual presidenta Claudia Rivera Vivanco, quien está buscando -con todo- poder reelegirse y permanecer por un segundo periodo en el cargo.
A estas intenciones, es evidente, estaría sumado el senador Alejandro Armenta, quien va por la revancha por aquella jugada que dejó a su amigo Fredy Erazo Juárez fuera del Tribunal Electoral del Estado de Puebla (TEPP).
Por todo lo anterior, me pregunto ¿ganaría Morena en Puebla la próxima elección sin el apoyo y ejército del barbosismo?
¿Qué tan perjudicial sería para Morena no contar con el apoyo, las redes y la estructura gubernamental?
Porque, seamos sinceros, en qué elección no mete mano el gobierno, para bien o para mal. No conozco ninguna.
Así que el final de la historia morenista va a ser de alarido, ya que no se ve por ningún lado cómo podrían conciliar el gobernador Miguel Barbosa y cuatro de sus enemigos más importantes en el estado: Claudia Rivera, Alejandro Armenta, Edgar Garmendia y Carlos Evangelista.
Eso sí, ya sólo falta que en el PAN se organicen para aprovechar estas graves diferencias del partido en el poder.
De lo contrario, y si ni siquiera eso los hace entender que deben llegar unidos a la elección, se los va a cargar el payaso.
Dijera mi amigo, el periodista Carlos Macías Palma, “he dicho y escrito”.
Nos vemos a la vuelta.
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