En este espacio he comentado acerca de los estereotipos de género, de lo que se nos inculca ya seamos hombres o mujeres así como de lo absurdo y obsoleto que aún mucha gente quiera mantener y transmitir conductas y enseñanzas que ya no van con nuestros tiempos.
Pues uno de esos estereotipos puede causarnos mucho daño tanto a hombres como mujeres. Este estereotipo aplica a ambos sexos pero de manera distinta, con una creencia y objetivo diferentes.
Hablo del de “aguantar y callar”.
Este estereotipo tiene rato que no lo traía a mi mente, pero en el caso de las mujeres suele ser común aún en nuestros días, que se les inculque como parte de su educación en casa, el tener que soportar estoicamente cualquier cosa que les pase. Esto va de la mano del concepto de sacrificio que las mujeres deben hacer por sus familias, anteponiendo los intereses de todos por encima de los de ellas.
Hace unas semanas mencionaba algo sobre esto en la columna y refería que actualmente es válido que las mujeres veamos primero por nosotras mismas, porque si nosotras no estamos estableces física y emocionalmente, no podemos estarlo para los demás.
Pues este estereotipo de aguantar y callar es igual de retrógrada que el del sacrificio. Ningún hombre ni ninguna mujer tiene porqué callar sus sentimientos y pensamientos, sobre todo cuando algo les está haciendo daño.
En el caso de los hombres, el estereotipo tiene un fondo basado en el machismo que aún está muy arraigado en nuestra sociedad mexicana. El típico hombre macho mexicano, debe de cumplir con ciertas características, si no es menospreciado y catalogado por sus congéneres como “poco hombre”, “mandilón” o “maricón”, o les dicen frases comparándolos con el sexo femenino: “ya pareces vieja”, suele ser la principal.
Si un hombre demuestra sus sentimientos ante los demás, es un sinónimo de debilidad para los hombres que forman su círculo porque el estereotipo del macho marca que los hombres prácticamente tienen prohibido sentir, que nacieron para ser fuertes y demostrar al mundo que nada puede vencerlos.
Y claro que los hombres sienten desde que son bebés, es parte de la naturaleza humana, pero se les va educando a ocultar sus sentimientos, a negarlos y lo que es peor, a reprimirlos.
Los hombres deben callar aunque estén desechos por dentro para no mostrar ningún asomo de vulnerabilidad.
Las féminas deben callar para hacer honor al sacrificio que deben realizar por el hecho de ser mujeres.
En ambos casos lo único que se consigue es dañarse emocionalmente, porque a la larga el cuerpo va cobrando factura por todos los sentimientos guardados.
Con base en estudios realizados por la ciencia psicológica, las personas somatizamos nuestras emociones. ¿Qué significa esto? Que nuestro cuerpo va resintiendo toda la carga emocional que vamos acumulando, que va manifestando físicamente todas las emociones y todos los pensamientos negativos que guardamos en nuestra mente y que no nos atrevemos a expresar.
Yo he sido testigo de casos donde las mujeres pierden algún sentido y que el diagnóstico después de realizarles varios estudios, es que no hay una causa física para ello, sino que su mente está bloqueando el sentido.
Uno de los casos es ceguera y el otro pérdida paulatina de la audición. Ambas mujeres pasaron por diversas situaciones que las dañaron tanto, al grado de ya no querer ver ni querer oír.
Mucha gente menosprecia la Psicología y cree que son tonterías los problemas emocionales, los minimiza y menosprecia, tachando de locas a las personas que deciden acudir a terapia, pero nunca las emociones deben ser ignoradas ni menospreciadas.
Nuestra mente tiene mucho poder y está demostrado en estos ejemplos que les acabo de mencionar. Nuestra mente controla nuestras emociones, ahí es donde residen realmente, aunque las sintamos en el pecho. Es por ello que nuestra salud mental debe ser una prioridad y que aguantar y callar es tan dañino.
Ayer lo volví a comprobar en una plática que sostuve. La persona que me comentó que le inculcaron tener que hacerse la fuerte, que no debía mostrar su vulnerabilidad, que no debía permitir nunca que los demás la vieran débil, desde hace un tiempo comenzó a somatizar también. No de manera grave como en los casos que les cuento, pero a fin de cuentas está somatizando.
Así que de ninguna manera está correcto tener que callar lo que pensamos y sentimos. Todos los seres humanos nacimos con la capacidad de comunicarnos, por ello tenemos voz; el problema es la represión a la que se nos va sometiendo desde pequeños y no sólo en nuestra cultura sino en muchísimas otras a nivel mundial.
Nos leemos la próxima semana.
@Ari_Sintesis127 en Twitter.