Más de 150 traslados diarios realizan con sillas de ruedas si no es que más.
Se les nota apresurados en Ciudad Universitaria cuando ven llegar a una persona con dificultades para caminar.
No dudan en arribar al automóvil para colocar la silla que los llevará a la fila para lograr la vacuna anticovid en la capital poblana, si no hay disponible una, entre compañeros los cargan para llevarlos a la puerta que les corresponde.
Apoyan igualmente a quienes no aguantan estar de pie por varios minutos, les extienden el brazo para encaminarlos o piden rápidamente el asiento móvil.
La labor de los cadetes de las Generaciones 28 y 29 de la Academia de Policía Municipal no queda solo en eso: asesoran si alguien no encuentra la puerta indicada, solicitan la intervención de paramédicos si algún abuelito o abuelita se siente mal, incluso han ido a comprar agua para quienes no llevan para hidratarse.
En estos tres días de la Jornada Nacional de Vacunación han visto de todo, al menos eso comparten con Síntesis María de los Ángeles Cerón García y Luis Ángel Cerón Florentino, ambos a mes y medio de graduarse.
Luis Ángel dijo sentirse agradecido por tomarlos en cuenta para ayudar a las personas de la tercera edad.
Si bien el primer día fue desorganizado, comentó, los siguientes dos fueron mejores: “Como experiencia hay un lado bueno y un lado malo. Como el lunes que fue malo por la desorganización, había personas que nos decía que no sabíamos organizar, que no sabíamos realizar nuestro trabajo”.
“El lado amable fue cuando salían ya vacunados, te daban las gracias, bendiciones, te tomaban las manos, estaban agradecidos, como todo: hay un lado bueno y malo, esto es lo que me he llevado en estos tres días”.
María de los Ángeles Cerón García aseguró estar contenta por ser partícipe de esta experiencia en tiempo de pandemia y, a sus 24 años de edad, no duda en continuar con el servicio policial.
“Mi experiencia ha sido buena, me han tocado personas con buen corazón, me han regalado fruta por el apoyo que les damos. Los bajamos del coche; si no tienen silla de ruedas entre compañeros cargamos a las personas, los ayudamos a caminar si vienen con andadera para que no les cueste trabajo”.
Entre aquellas que otorgan bendiciones, también halló a alguna que hasta le aventó la mano para pegarle, pero dijo entenderla porque el estrés del primer día provocó el enojo.
“Hay personas que se enojan, pero los calmamos y les hacemos la plática para que se le baje el enojo. El primer día por la frustración una persona me aventó la mano y casi me pega, mantengo la calma, y después se disculpó”.
Ambos elementos solicitaron paciencia a las personas de la tercera edad porque todos van a pasar y lograrán la vacuna que, en este caso, es Sinovac.
“Nos llevamos un buen sabor de boca, gracias a todos los que nos apoyan. Tengan paciencia, todos van a pasar y van a tener su vacuna”.