Sin duda este año será histórico para las mujeres estadounidenses. Por primera vez una mujer, Kamala Harris, ocupará el segundo cargo administrativo más importante de nuestro país vecino. Hecho que abre puertas y le da una nueva visión a futuras generaciones. Pero también hace cuestionarme: ¿por qué pasan con tan poca frecuencia estos sucesos? ¿Qué es lo que impide que tengamos más mujeres en puestos directivos en México y el mundo?

Cada vez son más las organizaciones incluyentes e igualitarias a la hora de elegir su personal para puestos directivos: Johnson & Johnson, AT&T, 3M… Sin embargo, sigue existiendo un sesgo en la representación femenina. En palabras de María Miralles, socia de Retail & Consumer Goods de Oliver Wyman: “El problema, y la solución, comienza con los responsables de la toma de decisiones que tienen la potestad para impulsar cambios en la cultura corporativa.” Entonces, ¿por qué no vemos un cambio? ¿Qué estamos haciendo?

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), analizó de octubre a diciembre de 2020 la conformación y las estrategias implementadas por 155 empresas mexicanas al respecto. Sólo el 35% del total del personal fueron mujeres, el 15% ocuparon una dirección de área, el 1% una dirección general y el 9% formó parte de algún consejo administrativo.

Sólo 46 de estas empresas reportaron alguna política de inclusión para mujeres. La representación femenina en el sector de materiales y telecomunicaciones fue del 6%, en el sector salud: 14%, y en productos de consumo: 11%.

Sin duda, urge hacer cambios para ofrecer mejores oportunidades, reconocer el talento y fortalecernos como sociedad. Es por esto que el IMCO recomienda:

  1. Transparentar la proporción de hombres y mujeres por nivel de jerarquía.
  2. Implementar los principios de Empoderamiento de las Mujeres, (WEP, por sus siglas en inglés), para medir y analizar las políticas corporativas de inclusión de las mujeres y su progreso.
  3. Fomentar una mayor representación de mujeres en los puestos de liderazgo, incluyendo la alta dirección y los consejos de administración.
  4. Buscar certificaciones que provean a las organizaciones de políticas de equidad de género.

Como empresarios debemos actualizarnos el sistema operativo y adoptar culturas de inclusión y diversidad; tratarlas como un objetivo más de nuestras empresas. Trabajemos por un liderazgo compartido. Ya lo dijo Flora Tristan: “Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer”.

www.felipesandoval.com

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