Entonces, la radio echó mano de lo que gustaba a las también nuevas audiencias: la música clásica, el género de la danza mexicana y temas que se hicieron inolvidables, compuestos por Miguel Lerdo de Tejada (no el político), quien dejó el legado de “Paloma Blanca” o “Las Golondrinas”. Con el Emilio Donato Uranga, Alfonso Esparza Oteo (autor de “Un viejo amor” y “Juan Colorado”, Mario Talavera, Tata Nacho, Manuel M. Ponce, Marcos Jiménez y María Grever, fueron pioneros en el naciente medio de difusión.
Así que, la aceptación por la radio fue total, pues de inicio ofrecía la música a la que muchos sectores sociales no podían acceder, pues antes de 1921, solo se podía escuchar en teatros, plazas públicas o el cine, que tenía más de 3 décadas de haber llegado a México; de tal forma que las ondas hertzianas, comenzaron a ser recibidas en los primeros receptores, que igualmente pocos tenían y eran importados de los Estados Unidos.
La mayoría de estaciones pioneras en México, las establecieron agencias de ventas de aparatos de radio con el propósito de vender receptores al público. Otros pioneros de la radio fueron propietarios de periódicos, ya sea por sí mismos o en sociedad con agencias de radio.
Para diciembre de 1929, México reflejaba su afición por la radio al estimarse 100 mil aparatos en toda la República. Si consideramos cinco radioescuchas por aparato, llegamos a la cifra de medio millón de personas que gustaban entonces de la radio y sus programas informativos y de entretenimiento.
Las empresas Brunswick, Columbia y RCA Víctor dominaban este nuevo mercado, logrando vender aproximadamente 3 mil 500 aparatos al mes; el costo de los radios importados iba de 220 a mil 800 pesos. Estos datos fueron obtenidos del Sitio Web oficial de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Gobierno de México.
Hoy, la radio es no solo popular, sino una necesidad para cualquier mexicano sin importar su edad. En ella la música, la información, educación y el entretenimiento se mantienen vigentes. La historia se ha construido en 100 años, pero en el gusto y conciencia colectiva de los mexicanos, parece como si cada día fuera nuevo, pues esa es la magia de la radio: reinventarse, siempre.
Nos escuchamos la próxima, en tanto tenga usted, muy buen día.
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