Como era de esperarse, durante la reunión del viernes 8 de octubre entre los gobiernos de México y Estados Unidos se abordaron los mismos ejes estratégicos que en la “Iniciativa Mérida” de 2008 y sólo los ajustaron a las actuales circunstancias. Al final signaron el denominado “Entendimiento Bicentenario”.

Los acuerdos giraron sobre tres ejes, siendo estos Proteger a nuestra gente: reducir el consumo de drogas y homicidios;  Prevenir delincuencia transfronteriza: reducir tráfico de armas y redes de trata de personas, y Perseguir criminales: desmantelar financieramente a los grupos de crimen organizado (cárteles de la droga).

Sin embargo, por más que la actual administración se quiera desmarcar de la Iniciativa Mérida de 2008 no puede cambiar los temas obligados como la reducción de la demanda de drogas, la atención de las adicciones y la violencia transfronteriza, así como la vigencia del estado de derecho; en todo caso cambiará el enfoque, pero no los puntos medulares.

El único cambio cuantitativo tiene que ver con los indicadores, que según el gobierno mexicano no serán la detención de “capos” sino aquellos vinculados al desarrollo (social y económico), pero de eso vienen hablando desde 2018 y es hora en que la violencia no baja y solo les quedan escasamente 2 años y 8 meses.

Al respecto habría que preguntar si  “Sembrando vida”, “Jóvenes construyendo el futuro” y demás programas sociales que entregan dinero en efectivo de manera directa han sido suficientes para mejorar la seguridad del país, porque los homicidios, feminicidios, extorsión, cobro de piso y delitos totales nada más no mejoran y tampoco se ha identificado que exista correlación entre los programas sociales y la incidencia delictiva.

Lo que conocemos hasta el día de hoy es una enorme lista de buenas intenciones, como aquella que recientemente ha retomado el presidente de la República en el sentido de que las oportunidades de empleo de los jóvenes evitarán que caigan en las redes del crimen.

Que poco conoce la realidad del país, porque no es lo mismo recorrer los estados y municipios que conocer la problemática individual de algunos de ellos y la general de todos. Si la conociera sabría que un salario mínimo no puede competir con los casi 3 mil pesos semanales, equivalentes a casi 12 mil pesos mensuales, que reciben halcones y sicarios por parte de los grupos delictivos, contra los 4 mil 251 pesos al mes que reciben los jóvenes que se encuentran capacitando como aprendices; tampoco pueden competir con el glamour de los vehículos de lujo, ropa de marca, joyas y mujeres que les ofrecen a los jóvenes que mejores resultados entreguen, sobre todo aquellos que muchas veces no alcanzan ni la mayoría de edad.

No está mal la estrategia planteada solo que es incompleta porque al no detener a los “capos”, estos continuarán acercando las drogas y otras mercancías ilícitas a los jóvenes, además de involucrarlos en la extorsión y el cobro de piso, práctica en la cual al no haber víctima de por medio les da una gran ventaja porque casi no hay pruebas y además la gente no denuncia, lo que se traduce en una impunidad del 99.8%.

Pero volviendo al “Entendimiento Bicentenario”, para lo único que sirve es para seguir desprestigiando al pasado y acusándolo del clima de violencia que les dejaron, pero al actual gobierno se le olvida que ya también es parte del pasado y que le restan menos de 3 años de mandato, aunque para fines prácticos ya son sólo dos porque el último prácticamente gobierna el candidato puntero y después el presidente electo, si no lo creen revisen lo que pasó en 2018 con López Obrador, que hasta aeropuertos cancelaba antes de asumir la presidencia; a menos que volvamos a tener un “Maximato” como el de Plutarco Elías Calles, a quien se le conoció como “jefe máximo de la Revolución”, equivalente al jefe de la Tercera transformación y continuó teniendo influencia sobre las decisiones presidenciales de 1928 a 1934.

Algo que llama la atención del “Entendimiento Bicentenario” es que el titular del ejecutivo federal se comprometió a reducir los homicidios y dar oportunidades a los jóvenes, lo cual no es novedad porque eso viene diciendo desde 2018 y ni los primeros han bajado ni las segundas han llegado a toda la población, solo a aquellos que han votado por el partido en el poder.

Mientras que el secretario de Relaciones Exteriores, en su papel de “vicepresidente” asumió un protagonismo que lo hace soñar cada día más como candidato de Morena a la presidencia de la República, solo falta que diga “ya me vi” y razones no le faltan, ya que con base en los acuerdos de aquel 2012 entre él y López Obrador, ya le toca, por lo que la actual jefa de gobierno podría esperar, ya que como ella dice “quien está pensando en el 2024”.

Total que la reunión del viernes entre los gobiernos de México y Estados Unidos solo alcanzó para las líneas fuerza de los discursos, ya que el Plan anual de acciones específicas será presentado hasta el 1° de diciembre de este año, en tanto que la Estrategia de 3 años, verificable, transparente y exigible, será presentada hasta el 30 de enero de 2022, cuando ya solo falten 2 años y 8 meses. Estarán tan seguros de que Morena ganará en 2024 para acordar más allá del fin del sexenio o en realidad López Obrador está pensando en un “Maximato”.

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