En respuesta a las recientes críticas a la UNAM por parte del presidente de la República, en el sentido de que se “derechizó” y hasta se “hamburguesó”, circula en redes sociales una convocatoria a un paro nacional de 48 horas que tendrá lugar los días 4 y 5 de noviembre en la máxima casa de estudios del país.

Guardadas las proporciones, el movimiento en contra de los calificativos presidenciales podría ser el “Yo soy 132” de Andrés Manuel López Obrador y sus consecuencias aún no han sido dimensionadas en Palacio Nacional y Morena, ni aun teniendo entre sus filas a los líderes de aquel emblemático movimiento surgido en la Universidad Iberoamericana en 2012 en contra de Enrique Peña Nieto y promovido también en redes sociales.

Como eje de la lucha estudiantil que se avecina los organizadores exigen básicamente 3 puntos.

Respeto a la máxima casa de estudios

Disculpa pública por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador

Aumento de su presupuesto.

Suficientes como para aglutinar a un amplio sector de la UNAM cuya movilización podría ser superior a la iniciada el 20 de abril de 1999 por parte del Consejo General de Huelga (CGH), que mantuvo tomadas las instalaciones de la UNAM hasta el 6 de febrero del 2000 en rechazo al incremento de la colegiaturas que fue aprobado por el Consejo Universitario previa presentación por parte del rector Francisco Barnés de Castro.

La duda que sigue en el aire es qué fue lo que motivó al titular del ejecutivo federal a arremeter en contra de la UNAM ya que no había necesidad de llegar a tal extremo si lo que buscaba era que los trabajadores académicos y no académicos regresaran a clases presenciales una vez decretado el semáforo epidemiológico color verde para la capital del país.

Sin embargo, no debe de olvidarse que el propio presidente de la República dijo hasta el cansancio que el retorno a las aulas sería voluntario y en el caso de la UNAM, su autonomía le permite tomar sus propias decisiones y regresar cuando lo crea conveniente, no cuando el jefe del ejecutivo federal lo determine por más que tenga colaborando con él algún ex rector.

No sé si los auténticos universitarios se vayan a quedar con los calificativos que les endilgó López Obrador, yo no lo haría pese a haber estudiado en la gloriosa Prepa 5 porque eso es propio de gobiernos autoritarios e intolerantes que quisieran que todos tuvieran una ideología de izquierda y pensaran como él, lo cual a estas alturas del partido es imposible, ni en Cuba o Venezuela lo han conseguido ya que hasta en esos países hay disidencia.

No hay que pasar por alto que desde el inicio de su administración el presidente de la República, que cambió de militancia en el camino, se ha manifestado en contra de las organizaciones de la sociedad civil y hoy les tocó a los estudiantes de la UNAM, ya se había tardado.

Ahora habrá que esperar la solidaridad de otras universidades del país que no tardan en manifestarse porque si no lo hacen podrían ser las siguientes víctimas.

Por lo pronto es probable que en los próximos días se manifiesten los estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla que son de los más combativos del país y por efecto “simpatía” se sumen otros más que podrían hacer de esto un movimiento nacional, acorde a los alcances de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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