Lidia Hernández Rebollar tuvo una infancia ordenada y disciplinada. Su padre le inculcó el valor de la responsabilidad y el autocontrol, y le acercó juegos que potenciaron su imaginación y capacidad de abstracción. Su interés por las Matemáticas despertó a edad temprana, ciencia en la cual se formó en la BUAP desde el pregrado hasta el posgrado. Con su trabajo y empeño ha contribuido a cambiar el paradigma de la enseñanza tradicional de las Matemáticas, para hacer de esta ciencia un bien más tangible en la construcción de un país más educado.

“Siempre hacía cuentas, resolvía problemas y me atraía mucho un reto matemático que no sabía resolver, y no paraba hasta encontrar la solución; así se me formó el hábito de pensar. Para mí nunca fue difícil, era divertido”.

Desde sus años de secundaria, la hoy coordinadora de la Maestría en Educación Matemática, de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) de la BUAP, sentía la necesidad de enseñar y compartir habilidades matemáticas. Así se lo expresó a sus padres. Sin embargo, en ese entonces la adscripción a la SEP para dar clases era muy complicada.

Durante sus estudios de preparatoria tuvo una inclinación por el análisis matemático y los procesos de abstracción más profundos. Supo que la BUAP impartía la Licenciatura en Matemáticas y decidió cursarla para desempeñarse después como docente. Estudió con pasión las Matemáticas puras con enfoque en la optimización, pues deseaba contribuir a hacer más eficiente el sector productivo. Para ello desarrolló investigación en modelación matemática.

Con este interés muy definido estudió la licenciatura, maestría y doctorado en Matemáticas en la BUAP. Tan pronto egresó del doctorado se incorporó a un equipo de investigadores que pugnaban por la creación de una maestría en educación matemática, dirigida al docente de Matemáticas que desea contar con herramientas pedagógicas de vanguardia.

Actualmente, la doctora Lidia Hernández estudia la teoría pedagógica APOE (acción-proceso-objeto-esquema), cuyo origen es el constructivismo de Jean Piaget y fue desarrollada, en cuanto al pensamiento lógico en los niños, por el educador Dubisnsky. Dicha teoría se extrapola a los procesos mentales matemáticos más complejos, aplicados en la investigación científica, a través de la abstracción reflexiva, objetivando los símbolos matemáticos derivados de acciones concretas, hasta llegar a la esquematización mental aplicable a otros procesos.

A través del trabajo de la doctora Hernández Rebollar, esta teoría ha contribuido a cambiar el paradigma de la enseñanza tradicional de las Matemáticas, principalmente en niños y jóvenes de primaria a bachillerato.

“Fue todo un reto porque cuando yo egresé de la carrera no existía una terminal o un posgrado en educación, sólo en Matemáticas puras, y aunque hice la maestría y el doctorado en la línea de la optimización, tuve la fortuna de poder crear esta maestría que hoy ha egresado a profesionales de la educación matemática”, expresa.

El enorme interés que han mostrado docentes de la ciudad y de áreas rulares en este posgrado, le resulta grato: los profesores desean prepararse y mantenerse a la vanguardia en temas de enseñanza para impartir mejores cátedras y contribuir a la construcción de un país más educado y con mejores habilidades de razonamiento.

En su opinión, si bien la abstracción matemática es compleja y hay una condicionante innata en los niños para contar con más o menos habilidad para este tipo de pensamiento, es responsabilidad de los padres y profesores explorar todas las posibles técnicas para hacer esta tarea más fácil y tangible, sin perder los valores de la comprensión, la paciencia y la motivación en la enseñanza.

“No basta con saber aritmética, álgebra o cálculo diferencial para impartir la materia, es necesario que el profesor tenga estrategias que le permitan planear la clase con antelación, impartirla siguiendo la estrategia diseñada, pero aprovechando los recursos que surgen de manera espontánea durante la sesión, y tener la capacidad de autoevaluar su clase y el aprovechamiento de los alumnos.

Visión de futuro

Dese el año 2013 que se aprobó la Maestría en Educación Matemática, de la FCFM, 92 maestros han egresado, ocho generaciones de grupos heterogéneos de diversas regiones; su aprendizaje ha sido llevado hasta comunidades alejadas. Juntos, estudiantes del posgrado y profesores, han consolidado una nueva forma de enseñar Matemáticas y han inspirado a otros en este camino.

Así, la doctora Lidia Hernández Rebollar ha visto materializado el sueño que tenía cuando era niña: enseñar Matemáticas. Ahora, además, coordina un posgrado que enseña a enseñar Matemáticas. “El resultado tiene un efecto en cascada, enseñar a enseñar crea una red que se expande en el tiempo, pronto surgirán más y más generaciones de pedagogos que desarrollen las teorías de educación matemática y las apliquen por todo el país. Mi visión es que México sea un país adelantado en la enseñanza de esta ciencia”.

Al hablar de los valores que cimentan a la BUAP, exalta la generación de conocimiento. “Esa es la principal labor de la universidad: generar conocimiento para beneficio social”.

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