Desde que los temas de igualdad sustantiva han estado inmersos en el pensamiento social se han ido implementado mecanismos, programas y políticas públicas orientadas a garantizarla entre mujeres y hombres, así como al acceso de niñas, adolescentes y mujeres a vivir una vida pacífica. La explicación a la violencia contra las mujeres habitantes y originarias de Puebla convoca a la ciudadanía a informarse y reflexionar sobre las formas de violencia. En este particular debemos detenernos a pensar de qué forma las mujeres contribuyen a la continuación de un modelo social violento contra ellas mismas, desde las instituciones se ha creado una propuesta para identificar claramente las expresiones agresivas con el objetivo de alertar a las mujeres inmersas en una relación peligrosa. Esta propuesta ha sido llamada violentómetro e incluye la visibilidad paulatina desde las bromas hirientes, el lenguaje sexista, el engaño; hasta la privación de la libertad, la violación y el feminicidio como las más graves expresiones de la violencia contra las mujeres.
La criminología aporta un elemento explicativo en la comisión de conductas antisociales denominado criminogénesis, donde se consideran los factores que van construyendo el momento en que una conducta destructiva se hará patente, los factores preparantes, o exógenos, estos son de origen social; incluyen a la familia, la religión, la cultura, la educación, la economía, la salud; entre otros. Son factores sociales no individuales, son una construcción de todos y todas; ante este análisis habremos de considerar cómo participan las mujeres en la preparación de una sociedad violenta contra ellas, dejando claro que la participación en esta construcción social es causada por el sistema dominante, no por las mujeres como individuos. Interrogarnos sobre cómo pensamos la realidad, cómo definimos a las personas en la sociedad es un ejercicio de mayor importancia en una época dónde la crueldad es el común denominador en las dinámicas de interacción. Quizá sea viable también establecer un violentómetro que visibilice la violencia entre mujeres para ubicar la forma en que se están relacionando hasta convertirse en parte de la violencia social. Las mujeres son educadas de forma diferente por razones sociales no biológicas, son educadas aún con herramientas de servicio, no de independencia, se les piensa para estar disponibles a ayudar pues se cree que está en su naturaleza lo cual es totalmente falso, hasta hoy la ciencia no ha demostrado que exista un cerebro rosa y otro azul. El sistema dominante ha creado la idea de que el peor enemigo de una mujer es otra mujer, así se garantiza que ellas no harán nada por cuestionar las acciones de abuso de los hombres violentos, la culpa siempre es de una mujer. Si existe un hombre que mantenga una relación de pareja simultánea con varias mujeres mediante el engaño, estas mujeres sostendrán la idea de que ellas son las que lo ocasionan, desencadenando desde momentos incómodos hasta agresiones graves en las que el hombre que ocasionó la situación no saldrá perjudicado. Estos hombres atrapados en la idea de ser superiores creen que su insistencia en la infidelidad es causa de un origen animal, prehistórico, hormonal, hasta hoy ya no hay ningún elemento científico que sostenga eso y que sea comprobable, las diferencias físicas entre los sexos son únicamente en la forma de los cuerpos, la forma de los genitales, talla y musculatura, el cerebro funciona exactamente igual en ambos sexos. Las mujeres que aun no cuestionan su propio apoyo al machismo, usan y permiten el uso del lenguaje sexista, lo celebran o les parece divertido, en muchos casos se lo adjudican a una frase común en el habla: “así son ellos”, como si esto fuera originado por una información ancestral que nadie puede cambiar. Las mujeres violentas contra mujeres admiran a los hombres involucrados en la crianza y les crean redes de apoyo, mientras que a las mujeres les dejan solas pues ven la crianza como una obligación femenina. Las mujeres machistas llevan a cuestas las cargas sociales, administrativas, familiares que les corresponden a los hombres de su familia quitándoles obstáculos en su desarrollo mientras que a las mujeres les condicionan el apoyo que puedan necesitar. Las mujeres violentas con otras mujeres como subordinadas serán sumisas con jefes y violentas como compañeras además de dominantes como jefas de otras mujeres. Las mujeres machistas ven a los hombres igualitarios como sensibles o débiles, necesitados, mientras que a las mujeres progresistas las ven confrontativas, agresivas, masculinizadas. Todas estas ideas fuera de época y de sustento científico social siguen obstaculizando la igualdad; una condición humana que permitirá el progreso en la libertad individual de existir, todos y todas merecen vivir sin temor y sin necesidad.
Abigail Baez
@AbigailBaezSC