Érase una vez una Secretaría de Gobernación que hacía de todo menos preservar la «Gobernabilidad» en el Estado. Difícil y complicado.
Déjeme decirle una cosa, he visto pasar muchos gobiernos y cuando hay una crisis ninguno asumirá su responsabilidad, regularmente le avientan la «bolita» a los alcaldes, regidores o secretarios, es decir, juegan ajedrez, todas las jugadas protegen al rey y la reina.
Sin embargo lo que está sucediendo con La Secretaría de Gobernación de Puebla pareciera un poco extraño, pues pese a la violencia que se ha vivido en los últimos meses, Tecamachalco, Acatlán y Coyomeapan, quien ha puesto el pecho a las balas es el mismo Gobernador Miguel Barbosa, como si no existiera Ana Lucía Hill, titular de la Segob.
Si hay algo que ha cambiado la 4T, es el «poder» mediático y político de los secretarios de Gobernación, pues usted recordará la exposición mediática de Osorio Chong durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, comparada con Olga Sánchez Cordero, diluida completamente por la figura de López Obrador.
La gestión de Ana Lucía Hill pasa desapercibida por los poblanos, no hay exposición mediática, las redes de la Segob se dedican a replicar lo que hace el Gobernador, sin posturas reales, ni mucho menos con un manejo de crisis ante la ola de violencia en el Estado.
No quiero especular sobre si Ana Lucía Hill pronto renunciará «voluntariamente» a su cargo o si alguien conocido suplirá sus funciones. Pero sí tenemos que decir con todas sus letras que su gestión pasó de largo, sin pena ni gloria, desaprovechando un posición privilegiada para buscar el equilibrio político – social en el Estado.
Qué difícil es ser secretario de una dependencia en una administración que no te respalda y mucho menos confía en ti. Quizá por eso las cosas no están funcionando en Puebla, porque se toman decisiones unipersonales, sin asesoramiento ni un equipo de confianza.
@NoticiasVicky