Un tema que no debe ser tomado a la ligera por parte de la Secretaría de Gobernación que encabeza Julio Huerta Gómez es el asunto de la movilidad en el estado, ahora que se registraron dos percances entre ciclistas y automovilistas en la recta a Cholula.
Porque parece ser que el tema no es prioridad para el último comandante del barbosismo.
Y el asunto es extremadamente peligroso.
De hecho, no es posible que a estas alturas ni él mismo sepa cuál es la situación del detenido y presunto responsable de la muerte de Agustín Medina Meneses, sobrino del diputado y líder estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, de nombre José Carlos L., de 29 años de edad.
Es increíble que a tres días de ocurrida la desgracia, durante la Vía Recreativa, ruta habilitada para la movilidad en bicicleta, desde la Recta a Cholula hasta la zona del Parque Ecológico, nadie sepa nada del conductor responsable.
¿A poco no es de suma gravedad el asesinato del menor de edad que sólo se ejercitaba y entretenía en su bicicleta?
¿Tampoco importa mucho el peligro que corrieron los otros dos ciclistas atropellados por el sujeto que presuntamente conducía en estado de ebriedad y drogado por consumo de cocaína?
¿Pues no qué caería todo el peso de la ley contra el conductor asesino?
¿No se debe actuar rápido en el caso para dar igual una respuesta pronta a la sociedad?
Y para variar, ayer volvió a ocurrir un caso similar en la recta a Cholula, cuando se manifestaba un grupo de ciclistas que exigían justicia por la muerte de Agustín.
Esta vez, el conductor de una camioneta Acura, con placas de circulación RAW508C, increpó a los ciclistas manifestantes e incluso intentó arrollarlos para poder pasar, pero afortunadamente, a pesar de que burló el bloqueo de los ciclistas, su locura no pasó a mayores.
Eso sí, los ciclistas se le abalanzaron a su camioneta, la cual resultó con todos los cristales rotos, además que el conductor, quien, al parecer, iba ingiriendo bebidas embriagantes, fue detenido por la policía y trasladado a la Fiscalía General del Estado (FGE).
Empero, el tema surge porque en el momento más álgido de la manifestación de los ciclistas, quienes cerraron la recta de ambos sentidos, nunca apareció ni Julio Huerta, ni nadie de gobernación para tratar de intervenir y calmar los ánimos entre ambas partes.
¿No se supone que Gobernación se encarga de la gobernabilidad, paz social y tranquilidad de todo el estado?
Fueron los propios ciclistas, apoyados por elementos de tránsito, los que se armaron de valor e incluso detuvieron al conductor de la camioneta Acura, quien por poco y los embiste por su imprudencia.
Era necesaria la presencia de gobernación y de alguna autoridad estatal y hasta municipal en los hechos porque, hay qué decirlo, tanto ciclistas como conductores de vehículos tienen derecho a circular con libertad.
El debate por la defensa del ciclista y el libre tránsito del conductor es, desde luego importante, siempre y cuando ambos respeten sus espacios y sean conscientes al transitar.
No es a golpes, ni a mentadas de madre o amenazas como se debe poner orden en el tránsito de la capital y el resto del estado.
Es mediante una estrategia, un programa y un plan estatal de movilidad, que no hay o que no se aplica, como se debe resolver este asunto.
Lo que sí, es que el conductor que mató a Agustín Medina debe pudrirse en la cárcel, sin derecho a libertad bajo caución.
Ojalá que hoy las autoridades exhiban al irresponsable sujeto y agilicen su carpeta de investigación.
Porque se le debe dar un castigo ejemplar.
¿O me equivoco?
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