Es oficial. Liu Jiakun es el ganador del Premio Pritzker 2025. El arquitecto nacido en 1956 se convierte en el tercer chino en obtener este codiciado galardón.

El resultado, dado a conocer el pasado 4 de marzo, estuvo acompañado por una serie de comentarios y opiniones sobre las obras más populares de este arquitecto. Destaca de su archivo obras que se componen de geometrías y materialidades siempre diversas; versatilidad que otorga personalidad y carácter a cada uno de sus proyectos.

Arquitecto y escritor (Jiakun es un ferviente apasionado de la literatura), fundó su despacho en 1999, trinchera desde la que reinterpretó el desarrollo arquitectónico que caracteriza a su país; un desarrollo desmedido de imponentes rascacielos que dicen ofrecer comunidad y resolver la necesidad de vivienda sin, necesariamente, considerar todas las afectaciones que generan a su entorno y a sus habitantes.

Jiakun se muestra como un arquitecto social, popularmente dicho “del pueblo y para el pueblo”. Se involucra en muchos de los procesos que competen a su profesión. El 12 de mayo de 2008 un terremoto de magnitud 7.9 en la escala de Richter sacudió el suroeste de China, dejando como resultado una profunda grieta en la memoria colectiva de sus habitantes que logro extenderse hasta Chengdú, su ciudad natal y escenario que le inspiró una sensible solución.

Su proyecto “Rebirth Brick”, surgido ese mismo año, propone la fabricación de tabiques a partir de los escombros resultantes de este fatal terremoto. Este material de la memoria ha sido empleado en múltiples proyectos de este revolucionario arquitecto. La concepción de una nueva historia cuya materia prima lleva en su composición el recuerdo de casi 90,000 víctimas.

Si bien la obra del galardonado no ha tocado territorio más allá de sus fronteras nacionales, esto le habrá valido un reconocimiento local, a “pequeña” escala; sin embargo, el inesperado impacto que generó la llegada del Pritzker ha logrado que su nombre, filosofía y proyectos se conozcan y valoren fuera del vasto territorio chino.

La noticia de que Liu Jiakun habría sido seleccionado para esta edición del Pritzker tomó por sorpresa a algunos de los críticos de arquitectura más reconocidos de la época. “La falta de referentes que dicten e indiquen un rumbo objetivo por el cual debe planificarse la arquitectura es evidente, de haberlos, las élites gremiales se encargarían de ocultarlos si su existencia les es inconveniente”, comenta algún crítico con cierto desconsuelo.

Ahora bien, año tras año este reconocimiento genera mucho más que la sola especulación por saber quién será el ganador; es en cierta medida responsable de los cánones e interpretaciones de la arquitectura contemporánea, señala las tendencias globales de la arquitectura y hace énfasis en la importancia del buen planteamiento de esta en pro de una mejor calidad de vida.

El Premio Pritzker lo hizo de nuevo. Un año más en donde hasta los que no están del todo relacionado con el tema se enteran de este reconocimiento. Una aguja en un pajar. Una pieza fundamental de la arquitectura actual que es “descubierto” por el jurado correspondiente a la edición; o por lo menos, ese es el cuento que nos cuentan.

 

Con gusto atenderé sus comentarios al correo: jp.arquitextos@hotmail.com

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