La mañana del 30 de abril, las calles del centro de Izúcar de Matamoros fueron escenario de una confrontación entre comerciantes informales y autoridades municipales.

Todo comenzó cuando policías, agentes de Vialidad e integrantes de Protección Civil impidieron que los vendedores ambulantes se instalaran, como solían hacerlo, en las inmediaciones del Mercado Municipal Miguel Cástulo de Alatriste.

El conflicto estalló alrededor de las 9:00 de la mañana, cuando elementos de Seguridad Pública comenzaron a subir mercancía a una patrulla, lo que detonó la molestia de uno de los comerciantes.

De inmediato, otros vendedores se sumaron en apoyo y el ambiente se tornó hostil. En cuestión de minutos, las calles Ocampo, Niño Perdido y Ayuntamiento se llenaron de gritos, empujones y acusaciones.

Policías de Izúcar usaron gas lacrimógeno

Los policías, protegidos con escudos, recurrieron al uso de gas lacrimógeno para dispersar a los inconformes, en la esquina de Ocampo y La Tijera. Algunos de los manifestantes lanzaron consignas, acusando a las autoridades de actuar sin diálogo previo. Mientras tanto, los intentos de los funcionarios municipales por calmar los ánimos no tuvieron efecto.

En plena vía pública, frente a unas farmacias del centro, el director de Gobernación, Jesús Bautista Falcón, fue confrontado por los comerciantes.

“No somos delincuentes, vendemos para sobrevivir. ¿O quieren que nos dediquemos a otra cosa?”, reclamó uno de ellos.

Por su parte, Claudia Cázales, encargada del área de Abasto y Comercio, explicó que un día antes se notificó a los comerciantes sobre la restricción, en cumplimiento de un acuerdo que —dijo— debe aplicarse por igual para todos. A pesar de eso, los vendedores aseguraron que nunca se les brindó una oportunidad real para dialogar ni negociar otro espacio.

Ocurre nuevo choque

Minutos después, alrededor de las 9:45, ocurrió un nuevo choque. Esta vez, los policías replegaron a los comerciantes unos 100 metros, mientras algunos locatarios establecidos en la zona decidían cerrar sus negocios por precaución ante la incertidumbre.

El gobierno municipal, a través de un documento firmado por la Secretaría del Ayuntamiento, Elideth Tapia Rodríguez, informó que desde el miércoles 1 de mayo quedaba prohibido instalarse en la zona del Niño Perdido. La medida buscaba liberar el paso peatonal y ordenar el espacio urbano, con el respaldo de la Ley Orgánica Municipal. El documento también advertía del uso de la fuerza en caso de incumplimiento.

Desde temprano, inspectores y policías se desplegaron en las calles Independencia, Ocampo e Hidalgo para frenar la instalación de los comerciantes. Sin embargo, el operativo se salió de control cuando algunos vendedores arrojaron frutas, palos y piedras contra los elementos. En respuesta, el equipo antimotines intervino con gas pimienta. La situación escaló al punto de que fue necesario solicitar apoyo a la Marina y el Ejército.

Tras varios minutos de tensión, los comerciantes comenzaron a retirarse. Las autoridades recordaron que días antes se había ofrecido como alternativa el Mercado Revolución, donde se prometió acompañamiento institucional para facilitar su reubicación. A pesar de ello, los vendedores rechazaron la propuesta, argumentando que ese lugar solo tiene movimiento los lunes y en fechas especiales.

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