En México hay 97.3 millones[1] de votantes registrados ante el INE. Por su parte, la presidenta Sheinbaum (CSP) ganó la elección de 2024 con 33.1 millones[2] de votos, que equivalen al 34% de los 97.3 millones.  En consecuencia, hay un 66% (2 de cada 3) de los de potenciales votantes, que en 2024 optó por no votar por la abanderada morenista o cuyo voto fue por PAN+PRI+PRD o MC.

Evidentemente, hay sectores de la población que no son incondicionales de la 4T; sin embargo, para efecto de los cambios que el régimen está realizando al país, dichos sectores no tienen peso ni parecen estar representados por los partidos políticos.

¿Por?

Porque en términos electorales, importa la votación efectiva y no la potencial, así como obtener mayorías legislativas que permitan gobernar sin tener que negociar con otras fuerzas o visiones del país.  De hecho, el combo MORENA+PT+PVEM tiene los votos suficientes para rediseñar la institucionalidad y forma de gobierno del país, sin necesidad de negociar con la oposición.

Para los fans de la 4T, es miel sobre hojuelas. Se están realizando reformas de gran calado, en semanas.  Para quienes no están de acuerdo con alguna de las iniciativas oficialistas, el escenario es poco halagüeño pues, con un Gobierno en la “hybris” de no necesitar los votos de otras fuerzas políticas o apoyo de la ciudadanía crítica, no la toma en cuenta y la aliena, cada vez más, de las decisiones públicas.

Esta concentración inédita de poder es hechura de la presidenta y la maquinaria electoral de la 4T, en un país donde no se implementaron mecanismos (tipo “segunda vuelta” para la elección de ejecutivos) que reforzaran la obligatoriedad de ir a votar y que, de manera transparente e inequívoca esos votos construyeran mayorías gobernantes.  Adicionalmente, a diferencia de los 90’s cuando los partidos políticos comenzaron a ser ideológicamente indistinguibles para las y los votantes, en la actualidad es la desconfianza/rechazo que sus corruptelas generan y la sordera de sus rigideces narrativa y de propuestas, así como sus burocracias doradas, lo que aleja a los partidos opositores de sus potenciales votantes.

A pesar de lo anterior, la baja participación en la reciente elección Judicial evidenció que los partidos políticos, oficialistas y de oposición, son necesarios para que la población vote.

La ciudadanía necesita de opciones políticas competitivas, con las que se identifique y pueda canalizar sus inconformidades.  Las y los ciudadanos lo agradecerán.  Paradójicamente, el régimen terminará por agradecerlo también, pues con partidos opositores funcionales, la molestia e inconformidad legítimas de la ciudadanía se desahoga en espacios institucionales; sin una oposición real, dichas inconformidades con el tiempo detonarán rijosas, por fuera del sistema político.

[1]  INE:  https://ine.mx/credencial/estadisticas-lista-nominal-padron-electoral/

[2]  INE:  https://prep2024.ine.mx/publicacion/nacional/presidencia/nacional/candidatura

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