En México, la radio de concesión no comercial está viva y presente en diversas regiones, especialmente en zonas indígenas, tanto así como en las rurales; cumpliendo con una labor incansable por difundir información local que ayude en la preservación de culturas y tradiciones, pero principalmente para mantener en alto sus identidades sociales.
La diversidad social y cultural de nuestro país requiere de sistemas de comunicación comprometidos con su entorno y las radios comunitarias, sociales e indígenas, cumplen con los requisitos para mantener identidad, resistencia y cohesión social, especialmente para quienes habitan en las comunidades más marginadas.
Estas emisoras de concesión no comercial, que encontraron también espacio para ser reguladas por la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) 2025, desempeñan papeles distintos, pero complementarios, en la promoción cultural, educación y el derecho a la libertad de expresión.
La LFTR define claramente tres categorías de concesiones de uso social. Las radios sociales, operadas por asociaciones civiles sin fines de lucro, tienen una orientación más amplia y promueven la cultura o desarrollo social en distintas comunidades, ya sean urbanas o rurales.
Las radios comunitarias, en cambio, se enfocan en problemáticas y la participación ciudadana dentro de comunidades específicas, generalmente marginadas, como Radio Teocelo, que desde 1965 forma parte del tejido social de Veracruz.
Finalmente, las radios indígenas (que incluyen también a las comunidades afromexicanas), que se dedican a preservar lenguas originarias y cosmovisiones, emitiendo contenidos en náhuatl, zapoteco, maya y otras lenguas que fortalecen identidades ancestrales.
Las modificaciones legislativas de 2025 pronto comenzarán a notarse, no obstante que habrá que poner sobre la mesa, que el Programa “Pro Radio 2024” impulsado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) habría otorgado 683 concesiones de uso social, priorizando zonas sin cobertura, especialmente en territorios indígenas y afromexicanos. ¿Cuántas más para este año?
Además, la LFTR permitió aumentar la publicidad local en estas radios hasta un 3%, mejoró el acceso a concesiones al reconocer a estas comunidades como sujetos de derecho público y eliminó tarifas en trámites para concesiones indígenas y comunitarias. Sin embargo, aún quedan retos y desafíos por superar, como el costo de mantenimiento, la burocracia y la violencia contra periodistas en zonas vulnerables, situaciones que siguen siendo obstáculos y amenazan la labor esencial de estas emisoras.
Ahora bien y es que no podemos dejar de hablar de lo que se ha convertido en nuestro diario cotidiano; la inclusión de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito radiofónico, tema que abre un necesario, urgente y amplio debate en sectores legislativos, gubernamentales, empresariales, sociales e incluso de quienes producen la radio en territorio Azteca y por supuesto que aquí también se tiene que involucrar a las radios de concesión no comercial.
Si bien la IA puede optimizar producción y reducir costos, su empleo irresponsable podría diluir la esencia humana de la radio, es decir, las voces que transmiten emociones, relatos de vida y la memoria colectiva de todo un pueblo.
La magia de la narración auténtica, cargada de historia y sentimiento, es irremplazable por máquinas.
Hoy, México tiene la oportunidad única de legislar un uso ético y responsable de la IA, enfocándola en tareas técnicas y capacitando a comunicadores para que sean aliados tecnológicos sin perder la esencia humana que distingue a estas radios.
Yo creo que sí se puede.
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