Perla Gómez Gallardo[1]

En dos entregas revisaremos la reflexión que sobre la creación artística hace el escritor Oscar Wilde en su obra “La decadencia de la mentira”.[2] En ese breve ensayo hace el elogio de las características que debe tener el Arte (con mayúscula) y la función que tiene la mentira en la forma en que se genera.

“Se puede despojar de realidad una historia para hacerla demasiado veraz.”

Se dice que la realidad supera la ficción, pero la afirmación del autor es como se va quitando los rasgos de verdad para hacer más creíble una historia. En la creación de los personajes de una novela se da más cuenta de la intención del autor con el personaje. Será de ello que se puede identificar la obra de los escritores por el estilo que le imprimen.

“Las únicas personas de verdad son las que nunca existieron… Lo que justifica a un personaje de novela no es que otras personas sean como son, sino que el autor sea como es.”

La obra se manifiesta con las personalidades que la persona que la crea le imprime. Como refiere en la siguiente cita:

“… el objeto del Arte no es la verdad sencilla sino la belleza compleja… El arte mismo es realmente una forma de exageración; y la selección, que es el espíritu del arte, no es otra cosa que un modo intensificado de insistencia.”

Es la complejidad lo que le imprime complejidad al Arte. Bien señala que el arte es una forma de exageración, y esa parte original que es la selección es justo el espíritu de la obra, de ahí la necesidad de intensificar esa insistencia en su creación.

 “El Arte halla su perfección dentro y no fuera de sí mismo. No ha de ser juzgado por patrones externos de semejanza es un velo más que un espejo.”

En otros ensayos, que provienen del oriente asiático, se habla del “Elogio de la sombra”, como esa parte esbozada que no permite ver con claridad, es lo que le imprime la bella. Así el Arte se encuentra en sí mismo. Ese ensimismamiento es el que le da sentido, sería injusto como nos señala el autor, juzgar con contrastes externos.

“Sí lo creo. Aunque pueda parecer una paradoja – y las paradojas son siempre cosas peligrosas -, no por ello es menos cierto que la Vida imita al arte mucho más de lo que el Arte imita la vida.”

De manera inversa a lo que se sostiene, es la Vida quien imita al Arte, esta “peligrosa” paradoja es una idea que por sí misma amerita una reflexión de enfoque filosófico, desde el aspecto del valor (la axiología) que le imprimimos al Arte. La genialidad de Oscar Wilde es dejarnos en breves líneas una oportunidad de deshebrar otras reflexiones y entrar en digamos metafóricamente, esos jardines que se hacían a manera de laberinto, para desentrañar diversos sentidos, pero no dejar de apreciar el recorrido.

“Sabían que la Vida no sólo gana con el arte espiritualidad, hondura de pensamiento y sentimiento, tumulto o paz para el alma, sino que puede modelarse así propia conforme a las  líneas y colores del arte.”

Como bien señala, la Vida se enriquece gracias al Arte, no solo es un recorrido de profesiones que sin la creación artística sería mera función tecnócrata, también los oficios sin esa fusión que lo deja en mera repetición mecánica de actos. Es la oportunidad de modelarse gracias a todo lo que ofrecen las llamadas bellas artes.

En la próxima entrega terminaremos de revisar a través de sus frases y explicaciones, la belleza que puede tener la mentira cuando se le ve como elemento que nutre el Arte.

X @TPDI

Profesora Investigadora UAM Cuajimalpa. @uamcuajimalpa, @Yo_SoyUAM

[1] Profesora Investigadora Titular C de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa. Catedrática de Licenciatura y Posgrado en la Facultad de Derecho UNAM.

[2] Para profundizar consultar: Wilde, Oscar. La decadencia de la mentira, Ciruela, España, 2009.  Las citas son de esta fuente.

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