Viendo en la semana una serie sobre criptografía ambientada durante la Segunda Guerra Mundial, me puse a pensar en lo frustrante que ha de haber sido la vida de muchísimas mujeres en la postguerra.
¿Por qué? La razón es muy sencilla. Como es sabido, mientras los varones eran enviados al frente a luchar en sus respectivos bandos, las mujeres tuvieron que ocupar cargos temporales en diversos ámbitos y emplearse en trabajos que implicaran labores de oficina, tanto por necesidad económica como por ser útiles a sus naciones desde otros frentes, pero ¿Qué pasó al finalizar la guerra? Pues que los varones regresaron a sus antiguos trabajos y retomaron el control de todas las actividades, retornando por ende las mujeres a sus papeles de amas de casa, cuya obligación era únicamente cuidar a sus familias.
Lo triste del asunto es que varias de esas mujeres tenían un cerebro sobresaliente, casi brillante, el cual por la fuerza de la costumbre que imperaba en esa época, se veía relegado, impedido y limitado a pensar sólo en las labores del hogar y a obedecer casi a ciegas a los maridos.
En verdad ha de haber sido una gran frustración para aquellas valiosas mujeres ver desperdiciada esa inteligencia, después de haber sido tan útiles a sus gobiernos.
Suele hablarse sobre los grandes héroes de la guerra, pero la historia se ha empeñado en relegar el tan importante papel que jugó el sexo femenino, sin cuyo apoyo los países en guerra no podrían haber salido tan airosos durante y después de la misma, ya que quienes mantuvieron viva la economía fueron ellas.
Qué injusto me parece que mujeres cuyo potencial era para realizar grandes cosas, por el hecho de ser consideradas el sexo débil hayan tenido que conformarse con servirle la comida al marido, plancharle y lavarle la ropa y atender cuanto éste le demandara, además de cuidar y criar a sus hijos e hijas.
Como he reiterado, la chamba de casa no es para despreciarse porque nuuunca se termina y hay quien elige dedicarse exclusivamente a ésta, pero esa era una decisión con la que no se contaba en los 40’s y 50’s; ser ama de casa era de facto.
En la serie que les mencionaba, como mujer da coraje ver como los hombres tratan de manera condescendiente varios años después de la guerra a mujeres cuyas capacidades cuando les convino explotaron al máximo. Asimismo, da tristeza imaginar que seguramente la gran mayoría era víctima de violencia intrafamiliar.
Ojalá poco a poco los historiadores vayan desempolvando los archivos que cuentan la valiosa aportación de las mujeres en la guerra que hasta nuestros días, ha sido la más cruenta.
En otro tema, el 1° de Abril fue detenida en Yucatán la primera persona por el delito de divulgación de imágenes íntimas de una mujer sin su autorización. Fue un varón quien se hizo pasar por amiga de la víctima a través de mensajería instantánea con el fin de obtener fotos suyas y quien comenzó a extorsionarla con un depósito bancario para bajar las imágenes de las redes sociales.
Esta detención se hizo posible gracias a la Ley Olimpia, aprobada el pasado 22 de Enero del presente año. En dicha ley se reconoció la violencia digital con el objetivo de sancionar penalmente a quien divulgue cualquier material íntimo sin el consentimiento de las personas y que por ende, viole su intimidad sexual y privacidad.
Esperemos que de muchos más frutos esta Ley.
Nos leemos el próximo lunes.
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