“No es nada grato necesitar una droga para sentirte normal, hay veces
que me arrepiento de haberla probado”
“Rafael”, de 27 años de edad, consume heroína desde los 20 años y lleva cuatro meses viviendo en la calle. Su adicción a este opiáceo generó problemas familiares llevándolo a optar por pernoctar en la calle desde hace cuatro meses.
Comentó que lo más complicado ha sido ganarse la confianza de las personas, ya que algunos indigentes por sus desordenes mentales son violentos o pierden la noción de la higiene.
Trabaja en el mercado 5 de Mayo acarreando agua, tirando basura, ayudando tanto a locatarios como a clientes.
Del dinero que junta aparta 50 pesos para su dosis de “chiva”, nombre coloquial que se le da a la heroína en la calle y el resto del dinero es para la comida del día.
La frecuencia de consumo la dicta “la malilla”, que es el síndrome de abstinencia en los consumidores de esta droga; la cual les genera vómito,diarrea, dolor de huesos, de cabeza, e insomnio “si no la consumes 15 días, 15 días no duermes” aseveró.
Rafael, afirma que en la calle se ha encontrado de todo, desde gente buena que le comparte su comida en los puestos de antojitos, hasta personas que han intentado cobrarle uso de piso.
“ Dijo que era de un cártel… y sacó una pistola, se apendejó y que le saco un desarmador que tenía guardado, lo empecé a corretear y ni siquiera uso el arma”
Pide a las personas que no se queden con el concepto de que los indigentes son personas que no trabajan, que son violentos o que tienen alguna enfermedad mental.
“ No todos estamos así, hay unos que estamos cuerdos… todavía”.