Con 82 años de edad, la actriz, directora y productora de teatro, ha dedicado la mayor parte de su vida a esta actividad, así como al impulso en el rescate de la riqueza cultural de Tlaxcala.
A la edad de cinco años, la destacada chiautempense comenzó su gusto por las artes, pues su madre le enseñó versos y hablar en público, por lo que a temprana edad declamó poesía.
Fue en una ceremonia de médicos que participó con un recital, pues su mamá estudiaba enfermería, por lo que el lugar estaba lleno de doctores.
Ante este público recitó Margarita, está linda la mar, de Rubén Darío, en donde sorprendió que una niña declamara los versos “terminé en brazos de todo mundo, menos en los de mi mamá”.
Aunque nunca se consideró una actriz atractiva, señaló que fue privilegiada con un timbre de voz agradable que le ha permitido ser escuchada con agrado por la gente.
Se formó en la Ciudad de México
Debido a que su padre fue asesinado cuando ella nació, su madre la llevó a vivir a la Ciudad de México, por lo que toda su formación la realizó en la capital.
A la edad de poco más de doce años tuvo su primera participación en la obra de teatro Siete Mujeres, que se desarrolló en la iglesia del Perpetuo Socorro, en la colonia Moctezuma con la señora Virginia Fábregas.
Recordó que la comunidad de San Pedro Tlalcuapan, que fue donde nació su madre, tenía un camino de tierra lleno de árboles «había un olor a tierra mojada cuando las señoras salían a limpiar el frente de su casa, los amaneceres y atardeceres eran increíbles”.
Fue en ese momento que su madre le enseñó a apreciar la belleza de la naturaleza, lo que consideró la base de hacer teatro «es encontrar la estética de las cosas, por ello me dediqué al teatro”.
Su paso por Bellas Artes
A la edad de 17 años realizó una gira con la Compañía Nacional de Teatro Clásico de Bellas Artes con obras del siglo de oro, que fue la continuación de su experiencia de conocer Tlaxcala, con iglesias imponentes “aunque eso fue hace más de 70 años, no había tantos automóviles ni calles como ahora”.
Acompañada de artistas españoles, empezó a hacer teatro clásico en capillas abiertas y otros lugares al aire libre en Centro y Sudamérica.
Después de año y medio de conocer diferentes corrientes, obras y autores europeos, vio su necesidad de ingresar al Instituto Nacional de Bellas Artes, en donde estuvo cuatro años.
Refirió que actualmente ya son pocos los artistas que continúan esta corriente, pero existen otras interesantes como el teatro mínimo, proveniente de España por la situación económica que se vive en el país “el artista es el último en los presupuestos gubernamentales”.
Sin embargo, refirió que las mejores experiencias las vivió en el inicio de su carrera, con el teatro clásico español.
Acumula más de 50 obras
Graciela Orozco, ha participado en más de 50 obras de teatro griego, clásico, ruso, además del mexicano, que consideró muy rico pero poco valorado «a nadie le importan los actores mexicanos se mueren de hambre”.
En este sentido, refirió que participó en la obra de teatro Moctezuma II en las pirámides de Teotihuacán, la cual estivo dirigida por un español que trajo el teatro del siglo de oro a México.
Recordó que en la preparatoria conoció a Enrique Lizalde, quien la llevó a conocer al padre Garibay director de la biblioteca de la Villa de Guadalupe, quien también gustaba del teatro.
Fue ahí donde conoció el teatro náhuatl y surgió su idea de profundizar en investigar el tema.
También destacó que con Miguel Sabido, a quien indujo al teatro clásico español, empezó a pensar en el teatro mexicano, a partir de lo cual encontraron el origen de las pastorelas.
Finalmente, destacó la importancia del teatro, a través del cual se puede hablar de muchos temas “refutar” al gobierno, aconsejar a la gente, orientar a los niños y adolescentes para tomar conciencia de diferentes problemáticas.