El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se está construyendo en la zona del ex lago de Texcoco, a tan solo 15 kilómetros de la Ciudad México, esta obra tiene sus antecedentes desde el gobierno de Vicente Fox, quien lanzó la convocatoria para la construcción de un nuevo aeropuerto, ya que desde años atrás ya se había detectado que la actual terminal presentaba problemas de saturación por la alta demanda de pasajeros y carga.

Por cuestiones de operatividad se eligió de entre dos propuestas realizar la construcción en la zona federal del ex lago, ya que los terrenos, según refiere la información, no pueden tener uso agrícola por una alta salinidad, la otra propuesta era en Tizayuca, Hidalgo.

No obstante, estos trabajos desde un inicio han estado marcados por la polémica y la inconformidad, pues para poder llevarlos a cabo fue necesario expropiar terrenos de varios ejidos, ya que el Estado no poseía la extensión que se necesitaba, de inmediato los poseedores denunciaron que la propuesta era una cantidad irrisoria y comenzaron las protestas, encabezadas por lugareños de San Salvador Atenco, la violencia no tardó en relucir y tras la muerte de una persona se desistió de la obra en 2002.

Se construyó una nueva terminal en el aeródromo en funciones pero pronto se vio saturada, por lo que la propuesta de un nuevo aeropuerto volvió a surgir, entonces tocó el turno al presidente Felipe Calderón de mandar a realizar los estudios técnicos, excluyendo los terrenos que causaron el conflicto, posteriormente, Enrique Peña Nieto anunció los trabajos en 2014.

Hasta aquí todo bien, pues es una obra necesaria, ya que el actual aeropuerto internacional se ha visto rebasado por la alta demanda de pasajeros y de carga, la nueva obra se encuentra muy cerca de la ciudad y, según nos han asegurado, todo el proyecto cumple con los más altos estándares internacionales en diversos aspectos, como la construcción, arquitectura, ubicación, entre otras cuestiones.

Lamentablemente han surgido voces discordantes de gente a la que no le platican el proyecto, sino que está viviendo en carne propia todo el proceso ya que desde hace mucho se encontraba habitando en el lugar, o también se encuentran aquellos preocupados por el medio ambiente, quienes ven todo desde una perspectiva diferente y con variados elementos de análisis.

De entrada, a pesar de ser un lago desecado, que para las autoridades es solo un paraje olvidado y sin utilidad, aún es zona propia de algunas especies animales, como el pato mexicano y el chichicuilote, también provee de agua y protege a la Ciudad de México de inundaciones.

De acuerdo a la manifestación de impacto ambiental del gobierno federal hay 12 especies amenazadas y en peligro de extinción presentes en el sitio.

La gente que habita en los alrededores ha denunciado que su vida se ha visto alterada dramáticamente debido al inusual movimiento y ruido que altera a su ganado, además de que los han presionado para ceder su espacio a lo que se niegan terminantemente ya que ha sido su sustento por muchos años y lo que les pretenden pagar no les alcanza para irse a vivir a otro lugar.

También lanzan un llamado para que esta zona que ha sido un lugar tranquilo y campirano, se respete, pues también están presentes los reclamos por la depredación de material pétreo, ya que para la construcción se han saqueado, literalmente, minas de tezontle de los alrededores y en algunos casos han quedado horrendos agujeros que advierten de consecuencias medioambientales sin contar el daño que ocasiona a la estructura de las casas habitacionales.

Históricamente, uno de los problemas de la humanidad ha sido que no es congruente la modernización e industrialización con el respeto al medio ambiente y el entorno natural de las zonas habitacionales, y como si nadie se diera cuenta, avanza la mano del hombre destruyendo todo a su paso aunque esto signifique una condena a la subsistencia de calidad del ser humano, baste con recordar las penurias de todo tipo que tienen que padecer quienes habitan la zona metropolitana de la Ciudad de México, y que se podrían agravar aún más como consecuencia del ecocidio en la zona del nuevo aeropuerto.

Habría que poner atención a las voces que reclaman que, a la par de los trabajos de construcción y sin cancelar la nueva terminal, se invierta y se ponga todo el empeño en recuperar la zona circundante para crear un pulmón natural en beneficio de la población y de esta manera evitar que avance sin control la jungla de concreto, pues así como se presume la tecnología de avanzada, es tiempo de utilizar los recursos más actuales a favor del medio ambiente y tratar de evitar funestas consecuencias.

Retroalimenta: malo_en@hotmail.com

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