Desde temprana hora, peregrinos de gran parte de Tlaxcala, Puebla, Estado de México, Hidalgo y Oaxaca, salieron de sus hogares para dirigirse a San Miguel del Milagro, municipio de Nativitas.

Ya sea a pie, en bicicleta, corriendo o a caballo, los fieles a San Miguel del Milagro arribaban poco a poco al santuario del mismo nombre para verlo de cerca y poder elevar una plegaria y así ser escuchados por este santo patrono.

Durante un recorrido realizado por Síntesis en esta comunidad, logramos observar la pasión y fe con la que miles de personas se dan cita a esta fiesta patronal que convoca a pobladores de cientos de lugares.

Asisten a este lugar niños muy pequeños, adolescentes, adultos, abuelitos e incluso personas enfermas, todos con la finalidad de dar gracias por un año más de vida y también para pedir por su bienestar.

Tal es el caso de Irene Lara Pérez, proveniente de San Antonio Acuamanala, Tlaxcala, quien desde las ocho de la mañana salió de su municipio para llegar a San Miguel y ser partícipe de la eucaristía.

“Venimos para pedirle a dios que nos dé más vida y fuerza, también que no nos falte nada y que nos ayude”.

Fe desbordada en San Miguel del Milagro

Con más de 65 años, Irene no se muestra cansada, al contrario, está sonriente al lado de su esposo, quien a pesar de usar bastón, avanzó a paso firme hasta llegar a la imagen del santo.

Además doña Irene dijo que tenía unos dos años que no visitaba el santuario, sin embargo esta ocasión fue especial, ya que acudió acompañada de sus nueras, sus hijos, nietos y su esposo, situación que la llenó de dicha.

En otro caso, Viridiana Estela de San Juan Tehuixtitlán, Estado de México, fiel a su tradición llegó como cada año desde temprana hora mediante una peregrinación.

“Es una tradición, de venir a visitar al Señor (San Miguel) es agradable venir a visitarlo y sobre todo a darle gracias y a pedirle protección para nuestra familia, salud, bienestar, abundancia y amor”.

A pesar de la lejanía, Viridiana dijo que la fe es su principal motor para reunir las fuerzas y los recursos para estar puntualmente cada año de visita en este municipio sureño.

Fe desbordada en San Miguel del MilagroPasadas las diez de la mañana, el aroma a comida se comenzó a percibir con más fuerza alrededor del santuario, por lo que a la sombra de un árbol o en mesas improvisadas, las familias comenzaban a consumir sus alimentos o bien a comprar los que ahí se venden.

Carnitas, cecina, tacos y todo tipo de comida típica se puede encontrar en este lugar, y para todo tipo de bolsillos, sin embargo, hay quienes se limitaron a paladear solamente con el olfato la comida, pues los recursos que llevaron fueron limitados.

Además de los alimentos, dulces típicos y artesanías, mercantes ofrecían réplicas de la imagen de todos tamaños y precios, mismas que eran compradas y llevadas a bendecir por los fieles.

En otro punto dentro del Santuario, encontramos a María de Lourdes, proveniente de San Salvador Atenco, quien desde ocho y media llegó acompañada de peregrinos.

“Venimos cada año pero dejamos tres años de venir hasta ahora, venimos a darles gracias porque nos ha hecho muchos milagros (comentó conmovida y al punto de las lágrimas) me ha cumplido muchas cosas en salud, trabajo, en lo personal”.

Dijo que el principal motivo es visitar a San Miguel para dar gracias también por la vida de sus padres, quienes a pesar de la edad se encuentran en un estado inmejorable de salud.

Al punto del llanto, comentó que este año las peticiones serán de nueva cuenta en salud, trabajo y refrendar su fe.

“Lo más bonito de venir aquí es ver y tocar la imagen de San Miguel, hay muchas cosas, sentimientos encontrados, principalmente por mi hijo, que gracias a San Miguel tiene salud”.

Fe desbordada en San Miguel del MilagroCabe destacar que cerca de las catorce horas, los peregrinos de otras partes de la República se dirigieron a la comunidad de Guadalupe Ixcotla, punto que se ha convertido en destino tradicional para adquirir artículos textiles a precios bajos.

Hay quienes compran para consumo propio y otros que aprovechan la oportunidad para adquirir en mayoreo y vender los textiles en sus lugares de origen.

Sin duda alguna, esta fecha resulta un punto de encuentro motivado por la fe de los católicos y cada vez parece cobrar más fuerza, pues es una tradición que ha perdurado de generación en generación.

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