Además de luchar contra el cáncer de mama, Ernestina Gómez tuvo que lidiar con la discriminación de algunas personas cuando perdió el cabello como resultado de las quimioterapias, su aspecto físico generó que incluso sus supuestos amigos y algunos familiares se alejarán y en ocasiones murmuraran que su enfermedad podría ser contagiosa.

“Cuando nos ven pelonas, sin cabello, flacas y ojerosas, momias vivientes, dicen ni te me acerques, ahora sé que la belleza no está en un físico o en una gran cabellera, ahora le doy más valor a mi vida, a cada despertar”, dice muy segura.

A tres años de haber iniciado una dura batalla contra el cáncer, la ayuda psicológica que le brindaron en la Clínica de Mama, del Hospital General de Zona 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), así como la atención y orientación de los especialistas, le fue de mucha ayuda para enfrentar, además del dolor físico, las heridas emocionales.

El cáncer no discrimina, las personas sí

“Cuando a mí me dijeron cáncer, inmediatamente vino a mi mente muerte, porque yo cuide aun paciente de cáncer que fue mi hermano, lo vi fallecer y cuando a mí me dieron el diagnostico, dije, ya es lo último”, reveló.

A diferencia de la mayoría de casos, ella no encontró una bolita en su seno, sino una pequeña roncha que parecía inofensiva pero internamente ya había gestado dos tumores, uno de ellos de acuerdo con los especialistas, de haber explotado hubiera pasado desapercibido pues se alojó muy dentro de su seno, el otro era de grandes proporciones puesto que el cáncer ya se encontraba en etapa dos.

Con tan solo 35 años y con dos hijas en plena adolescencia, en 2015, Ernestina, se trasladó de Altzayanca a la ciudad capital de Tlaxcala, para ser operada por la ginecóloga oncóloga Rosa Martha Núñez, a tan solo unos meses de haber iniciado operaciones la Clínica de Mama.

“Fui la primera paciente de la doctora, cuando yo la vi le pregunte ¿usted me va a operar?, la vi muy joven pero al final puse toda mi confianza en ella y hoy es mi ángel porque me ayudó muchísimo”, señala.

Luego de la operación en la que le fue retirado un cuadrante con ganglio, del seno izquierdo, inició el tratamiento adyuvante, en el que recibió quimioterapias que le provocaron la pérdida de cabello, cejas y pestañas, lo que generó un golpe a su autoestima, pues fue en esta etapa, en la que Ernestina vio alejarse a los supuestos amigos que al verla enferma temieron que pudiera “contagiarlos”.

“Muchas personas desafortunadamente nos ven como bicho raro, como que los vamos a contaminar o que ya estamos mutiladas, yo estuve en tratamiento psicológico porque a mi si me afectó, no es fácil porque llega un momento en que todo se derriba, economía, en mi caso con mi pareja, mis vecinos, pero a dios le doy gracias porque eso me enseño algo, que no debo esperar que nadie más me quiera, sino yo misma, darme amor propio.”, resaltó.

Actualmente su tratamiento ya concluyó, sin embargo, recalca que no baja la guardia, ya que esta consiente de que el cáncer podría regresar, por ello, junto con sus hijas ha tomado como rutina, autoexplorarse.

El cáncer no discrimina, las personas sí“Me siento afortunada de habérmelo detectado a tiempo, me es satisfactorio decir que logre vencer el cáncer, con muchas heridas y experiencias, pero aquí vamos, es importante no bajar la guardia, sigo en revisión, en estudios, en vigilancia”, dijo.

Reconoció que está un poco temerosa, pues sabe que en el cáncer también influye la genética, por lo que constantemente alienta a sus hijas a revisar su cuerpo y acudir a su unidad médica ante cualquier signo de alerta.

También aprovechó para reconocer el trabajo que impulsa el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a través de la clínica de mama, así como la vocación de servicio, de los doctores Rosa Martha Núñez y Carlos Humberto Salinas, responsables del lugar donde recuperó su salud.

Finalmente hizo un llamado a la población en general, hombres y mujeres, a que dejen la vergüenza a un lado, se autoexploren y en caso de hallar algo extraño en su cuerpo no pierdan tiempo.

“Es bueno estar enterado que el cáncer es tratable y que no nos puede matar, podemos ganarle la batalla”, concluyó.

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