Para María Petra Luna Matamoros de 56 años de edad, someterse a una mastectomía no fue razón suficiente para dejar de ver la vida como algo hermoso, ello a pesar del desgaste físico que le dejaron los procedimientos para sobreponerse del cáncer de mama.
Con una enorme sonrisa en el rostro, destaca que su principal motivo son su esposo y sus cuatro hijos, quienes la animan a seguir adelante, aunque confiesa que sus ocho pequeños nietos son su principal motor, cada vez que juega con ellos se le pasa el tiempo volando y se olvida, por un momento, de la dura batalla que lleva para evitar que la enfermedad regrese.
Apenas el año pasado, tras haberse realizado un estudio de mastografía en Huamantla como parte de las campañas que realiza el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), le fue detectada una bolita de grasa, que en un principio paso desapercibida para sus médicos, sin embargo, algo en su interior le hacía sospechar que se trataba de cáncer.
“En esos días tuve una caída, me pegue en el pecho y se me inflamó, por la noche me dolió mucho por lo que fui a urgencias a Huamantla, de ahí me mandaron a Apizaco y posteriormente me canalizaron a Tlaxcala a la clínica de mama donde me hicieron más estudios”, contó.
Tan solo unas semanas después, la oncóloga le confirmó lo que temía pero a la par sintió alivio, al conocer por fin un diagnóstico certero, además de que en todo momento confió en la capacidad de los especialistas.
“En menos de un mes la doctora Núñez y el doctor Salinas me operaron, yo no lloraba porque tenía mucha fe en Dios que iba a salir adelante, porque tengo cuatro motivos que son mis papás que ya están muy viejitos, mi esposo, mis hijos y mis nietos”, dijo.
Tras la operación, inició su proceso de recuperación en el Hospital de Especialidades en San José del vecino estado de Puebla, donde a la fecha recibe quimioterapias, que aunque la dejaban agotada, no son motivo suficiente para dejar de ver la vida con optimismo, además de que todos los miembros de su familia la ayudaron en este periodo.
María Petra señala que la parte difícil de recibir su tratamiento, es ver a niños que también están en batalla contra el cáncer y que asisten a la clínica a recibir su tratamiento.
“Cuando llego a Puebla, me pongo triste por tantas cosas que se ven ahí, por los casos tan graves que veo, muchos pequeñitos que van y son los que me parten el corazón y digo yo ya lo viví pero ellos son muy inocentes y le pido a Dios que los ayude”, lamentó.
Con esta experiencia anima a toda su familia a cuidar su salud y no dejar pasar los signos de alerta, señala que esta cultura del autocuidado también se lo fomenta a sus nietos, pues es necesario que desde pequeños conozcan su cuerpo y detecten signos de alerta.
También, mencionó que en Atltzayanca, municipio donde reside ha conocido casos de mujeres que fallecieron a causa del cáncer debido a la falta de atención, puesto que al ser una de las poblaciones más alejadas, algunas personas no cuentan con los recursos suficientes para trasladarse a los hospitales.
“Me gustaría que las campañas llegarán hasta Atltzayanca, porque sería más fácil que toda la gente se checara, porque allá vivimos en una zona muy marginada y la gente está muy pobrecita, hay muy pocos trabajos y la verdad a veces con los hijos y los gastos de la escuela no cuenta uno con lo suficiente para trasladarse”.
Reconoce el trabajo que realiza el IMSS a través de la clínica de mama, pues hasta hace unos años, dice, hubiera sido imposible que fuera sometida a una cirugía de ese tipo en la entidad, además de que los costos del tratamiento de quimioterapias es absorbido por el instituto.