Pocas veces he tenido el interés por tocar temas encaminados a la política de la índole que sea. Sin embargo, en esta ocasión y dado el momento histórico que nos está tocando vivir, es prudente para mí, hablar acerca de algunos elementos importantes en ese mundo. El primero de ellos es el valor, que es la capacidad para vencer al miedo; que según los filósofos griegos, no es sino el producto de la incertidumbre como tal; lo que implica no saber que puede suceder ahora o después. Porque el miedo es un sentimiento que nos afecta, entre otras cosas, porque altera la realidad, y nos hace generar intuiciones que pueden resultar desastrosas. Frente a tal situación, su único antídoto es el valor y con él tendremos que actuar.
Es importante resaltar que nuestro amado México es un país grande, bello, rico y por ende, bendecido por el Ser Supremo. Sin embargo, hoy me he percatado que por doquier es común escuchar que dicen, que les dijeron, que saben, que presienten, que esperan que suceda algo. Y todo enfocado a cosas negativas. Considero que todos estos sentimientos, prospecciones y constantes quejas y actitudes derrotistas no aportan nada a la posible solución de problemas que, sin ninguna duda enfrenta nuestro País.
Consiente estoy que la situación de nuestra amada patria en lo social, político y económico ha sido complicada de manera constante a lo largo de muchas décadas. Al menos, es la percepción para la gente de mi edad o menor que yo. Pues desde que yo recuerdo, hemos pasado por situaciones difíciles de toda índole, pero siempre ha existido la voluntad para superarlos. ¿Y ha sido difícil? Definitivo, pero lo cierto, lo verdadero, lo tangible y lo real es que siempre lo hemos superado. Por lo que seguro estoy, poniendo nuestro esfuerzo y voluntad nuevamente saldremos avantes.
Lo importante en ello es creer en nosotros mismos, en nuestros conciudadanos y en nuestro gobierno y sus representantes. Pues pensemos que lo que vivimos es una situación coyuntural y como tal, tiene que superada más rápido de lo que los negativos y derrotistas esperan.
Creo en la libertad para hacer y decir lo que queramos, siempre con apego a la norma jurídica, pues nos lo asegura nuestra Constitución Federal, pero más creo en el libre tránsito a lo largo y ancho de su territorio. Por tanto, no puedo criticar ni censurar a aquellos que dejan su país en busca de una vida mejor. Sin embargo, estoy convencido que en otro País ajeno al mío, siempre seré un extranjero sin importar mi condición social, académica, política y más la económica. Por ello creo que hoy más que nunca, nuestros connacionales deben permanecer en nuestra tierra para luchar y sacarla adelante y hacerla cada vez más productiva.
Hay mucho por construir y reconstruir, por mejorar, por enmendar y nos corresponde a todos sin excepción hacerlo. No olvidemos que esta es nuestra tierra de nuestros padres, de nuestros hijos, aunque no vivan en ella. Pues esta tierra es el legado que les dejaremos a ellos para el futuro.
En el pasado y en el futuro, nuestro país ha sido y será uno. Entonces… ¿Qué debemos hacer? Muy simple, Ponernos de acuerdo, unificar criterios, deponer actitudes negativas y/o radicales, independiente de la ideología de cada uno. Con el objetivo firme de alcanzar el bien común. Sabedores que no es una labor titánica, sino de gente que quiere, piensa, que se preocupa, pero sobre todo que es diligente. Características que nos identifica a todos los mexicanos.
Afirmo sin temor que no estamos hundidos como muchos lo piensan y lo dicen. Lo que si es cierto es que disponemos de las herramientas necesarias para mejorar a través de correcciones adecuadas y concretas. Ya no es el tiempo para solucionar nuestros problemas por la mala o arriesgando a nuestro país, parcialmente pacífico para convertirlo en un campo de guerra. Lo importante es ponernos de acuerdo todos los sectores sociales. Sabedores estamos que todos queremos ayudar a pesar que pareciera lo contrario. Y si alguien se reúsa a hacerlo, nada nos cuesta invitarle a unirse a nosotros, ofreciéndole como garantía la seguridad y la paz para nuestra sociedad.
En lo personal me siento comprometido con mi tierra Tlaxcala y mi país. Por la simple razón que me ha dado todo. Y abandonarla cuando más nos necesita. Es algo que jamás me perdonaría. Pues incurriría en una contradicción que siempre he usado de bandera y que es la congruencia de lo que siento, pienso, digo y hago. Por tanto haré cuanto esté en mis manos para lograr que la gente de nuestro país y de nuestra tierra sea feliz.
Porque eso es Dar de sí, antes de pensar en sí.
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