Esta pregunta tuvo un gran foco dentro del mundo científico durante el año de 1925 cuando la gran mayoría de los astrónomos más afamados de la época se dedicaban a proclamar que el Sol estaba compuesto por la misma mezcla que la corteza terrestre: hierro, aluminio, silicio y oxigeno.
Pero una estudiante recién graduada llamada Cecilia Payne realizo una tesis argumentando que esto no era cierto, pues ella afirmaba que las estrellas en general se encontraban conformadas principalmente por hidrogeno y aunque durante una época esta afirmación le valdría ser ridiculizada por el mero hecho de ser mujer, el tiempo le dio la razón.
A pesar de los múltiples obstáculos que tuvo que enfrentar al final su teoría seria comprobada y con ello vinieron recompensas como ser la primera mujer en dirigir un departamento en Harvard para ser más precisos el de astronomía.
En la actualidad se sabe que las estrellas surgen gracias a la fuerza de gravedad que permite que las nubes de gas y polvo puedan compactarse, aplastarse. Con el tiempo estos grupos se van calentando más en el centro hasta que alcanzan una cierta temperatura de millones de grados, algo maravilloso sucede los átomos de hidrogeno se unen para formar helio. Durante este proceso de fusión nuclear se libera mucha energía y una estrella comienza su vida.
Su composición principal es un 75% de hidrogeno, un 24 % de helio y el resto del porcentaje son pequeñas cantidades de otros elementos que están presentes en el universo como hierro, nitrógeno y carbono.
Hoy en día se puede analizar la composición de una estrellas a través de un proceso que utiliza instrumentos como una rejilla que difunde la luz de un objeto, a esta luz dispersa se le llama espectro y cada elemento y combinación de estos posee una huella dactilar que permite determinar de que están hechas.
