De Triunfos y Fracasos

Jair Torreblanca Patiño

En este día, quiero referirme a quienes desde su trinchera, han forjado a través del ejemplo alguna carrera deportiva de éxito dentro del deporte, siempre bajo su ejemplo y sobre todo enseñanza. En este día del padre, muchas felicidades.

La familia, es el núcleo donde se forjan valores, se educa y sobre todo encamina a los hijos a qué vivan de manera plena, con responsabilidad cada etapa de su vida. Es ahí donde nacen las carreras deportivas, donde se apoya un camino y sobre todo se aprende la disciplina, base esencial en cualquier deporte.

No es fácil lograrlo porque todo esto, parte del ejemplo que al interior del hogar se de, ser los pilares para seguir y prodigar con el mismo ejemplo dice una frase ya trillada. No basta con impulsar, sino ser el ejemplo a seguir, algo en estos tiempos, difícil de lograr, por los diferentes distractores que hay y que muchas veces desvían el interés de los infantes y jóvenes para adentrarse en el mundo del deporte.

Antes, un padre de familia generaba más corredores; hoy vemos que esto ya nones así, debido a que cada hijo tiene un gusto personal y eso provoca que se trabaje una motivación diferente, de acuerdo a las afinidades, pero sobre todo cualidades de ver desarrollar alguna actividad deportiva. Hoy es necesario volverse un todologo para compartir esa afinidad aunque el gusto deportivo del padre sea otro.

Que importante es, a través de esto que comparto, continuar con este detonante de más talentos deportivos, que crecen o desaparecen, por el apoyo o falta de este del propio padre de familia. Es aquí donde es importante encaminar de forma natural el interés hacia tal o cuál disciplina deportiva, sin forzar, que es el principal error que se comete y que a la larga provoca infinidad de fracasos en carreras que apuntaban a ser destacadas, pero que se quedaron solo en se prospectos.

Infinidad de ejemplos hemos conocido, donde los padres de familia, con el fin de que el hijo siga el deporte que viene de herencia familiar, hace que no sea del agrado de quién lo practique y eso a la larga garantice su abandono en corto tiempo. O que me dice de aquellos que ven a “un garbanzo de a libra” y este lo dirigen a explotarlo y “venderlo” al mejor postor por unos tenis, uniforme o el pago semanal de unos pesos, vicio que crece cada vez más en el fútbol infantil y juvenil.

Hoy la práctica deportiva debe ser natural, basada en los gustos y preferencias del infante, sin presión, porque al final la parte lúdica, debe ser el puntal para que en corto tiempo, esa práctica lo lleve a desarrollarlo con mayor calidad y sobre todo dedicación, al identificarse con el deporte que eligió y no por cumplir el deseo del padre de familia, que muchas veces provoca que se dé, un apoyo condicionado y sin el agrado total.

Ojalá que quienes estén en estos puntos, cambien y dejen en libertad, para no causar salidas sorpresivas por el simple hecho de ver qué a la larga lo que en principio tuvo que ser algo divertido, al final se sufre al estar de forma forzada en un lugar que no es de su agrado y simplemente cumpliendo el capricho no cumplido del papá. Casi contrario aplausos a quienes basados en espera ejercicios de madurez, han dado la oportunidad de que los hijos se desarrollen en el entorno elegido y crezcan de forma personal, motivados si, pero nunca forzados. Como ejemplo está la maratonista Madaí Pérez que en algún momento sus hijos practicaron tiro con arco y no el atletismo de sus padres de familia.

Otros casos que se dan al interior del deporte, es cuando el padre de familia es el propio entrenador. Padre e hijo comparten el mismo deporte y con ello es más fácil encaminar el proceso de la enseñanza al tener a disposición el material humano. Ejemplos de éxito lo tenemos la en la familia Salazar, donde fue forjada la campeona mundial Iridia en el taekwondo. En Tlaxcala de ha dado este fenómeno pero que no ha logrado el cometido al hacer diferencias en los entrenamientos con el demás grupo de práctica o solo buscar apoyos para beneficiar a los familiares, como en su momento sucedió en el tiro con arco con la familia Villaseñor o con el entrenador Armando Antonio en patines sobre ruedas que en cuanto la hija dejó de practicar desapareció el deporte al no tener continuidad.

Qué decir de los segundos padres de familia que son los entrenadores, aquellos que brindan los conocimientos de un deporte, desarrollan sus capacidades y buscan que trasciendan. Ellos al igual que un verdadero padre alientan, reconfortan en algunos momentos, pero sobre todo motivan a qué cumplan con las metas establecidas, con una imagen paternal que brinda confianza para que a la hora de la competencia el o la atleta este al 100%.

Así, este vínculo que se forma, provoca que sea tanta la confianza, que el entrenador llega a conocer más al atleta que su propio padre. Al final está unión, hace que a la larga la relación deportiva dure y logré que cada objetivo marcado, se cumpla y veamos carreras de éxito forjadas a través de esta fórmula, al recordar los momentos de convivencia de calidad, muchas veces sean mayores en los entrenamientos que en el propio hogar, donde debido a los compromisos laborales del papá, no pasen tanto tiempo juntos y logren platicar de sus experiencias vividas en el día a día.

Por último quiero felicitar a quienes entraron al gusto de un deporte, por el propio hijo, que fue el que eligió practicarlo y llevo al ladre de familia a conocer, experimentarlo, con el fin de estar conectados y acudir a cada una de las competencias donde se presenta la hija o el hijo. Es ahí donde se brinda el apoyo total, no solo emocional, sino económico para alentar y llevar a qué trascienda en su ámbito. Felicidades hoy en su día y que cada ves más allá papás en este rubro que haga tener a deportistas convencidos de lo que realicen, con el gusto de practicarlo y eso de como resultado una práctica destacada. ¿O no?

Comentarios para esta columna paternal al correodetriunfosyfracasos@hotmail.com

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