El decenio de los años 30 en Estados Unidos presenció un extraordinario movimiento de la población. Miles de norteamericanos se vieron obligados a viajar dentro del país, a lugares donde creían que podían encontrar un empleo. Algunos buscaron una nueva oportunidad en el campo, aunque la mayoría marchó a las ciudades. Muchos hombres, mujeres y niños de Texas, Kansas, Colorado, Nevada, Nuevo México, Missouri, Arkansas y Oklahoma, tuvieron que abandonar sus lugares de origen. Se trataba de granjeros, a quienes los bancos habían arrebatado una propiedad por la falta de pago de una hipoteca, junto con arrendatarios y aparceros que tampoco podían hacer frente al desastre ecológico; los tractores, la caída de los precios y las deudas en ascenso. En su mayoría se dirigieron al Oeste, a California, donde la agricultura y la industria ofrecían múltiples oportunidades, tal y como se retrata en Las uvas de la ira.

The Grapes of Wrath (Las uvas de la ira), una de las obras más importantes de John Steinbeck fue publicada en abril de 1939. En ella narra la triste situación de una familia procedente de una empobrecida región de Oklahoma que emigra a California durante la depresión económica de los años treinta. Provocó, tanto un gran aclamo como una violenta condena política por su descripción de los inmigrantes de Oklahoma y los cultivadores de California, también por su lenguaje supuestamente vulgar y tendencias socialistas. Esta controvertida novela, recibida como un conmovedor documento de protesta social se ha convertido en un clásico de la literatura norteamericana.

La temática de la obra de John Steinbeck puede enmarcarse en dos polos, mismos que se encuentran presentes en sus distintas narraciones, por un lado, la preocupación moral o ética manifiesta en la defensa de los pobres y de denuncia social, que con el paso del tiempo se va aminorando, por el otro, la relación del hombre con la tierra.

En Las uvas de la ira retrata diferentes aspectos de la sociedad norteamericana de los años 30. Da vida a una serie de personajes con características muy peculiares, auténticos hombres que se enfrentan y denuncian los abusos de poder, objeto de la crueldad y el desamparo, que toda la sociedad norteamericana reciente. Pero ellos, los más pobres, los que no cuentan con los medios para afrontar la transición de su país a la era de la industrialización y producción a gran escala, son los más afectados.

Los personajes son entes conscientes, en los que Steinbeck se basa para mostrar los resultados de la gran depresión; ellos se preocupan por su realidad, que es la de muchos. Así mismo, los actores deben sortear los obstáculos que se les presentan en su devenir para obtener cierta estabilidad que les permita una vida mejor, lejos de su lugar de origen, ahí, en California, donde la prosperidad está tan lejos y tan cerca. Esa tierra de oportunidades y de mejores condiciones de vida.

El autor describe la situación de la siguiente manera: “Las últimas lluvias cayeron con suavidad sobre los campos rojos y parte de los campos grises de Oklahoma y no hendieron la tierra llena de cicatrices… las últimas lluvias hicieron crecer rápidamente el maíz… hasta que el gris y el rojo oscuro de los campos empezaron a desaparecer bajo una manta de color verde. A fines de mayo el sol ardió y las hojas jóvenes del maíz fueron perdiendo rigidez y tiesura. Un viento suave siguió, pasó un día y el viento aumentó. El polvo subió de los caminos y se extendió”.

La aridez y ventarrones que producen las tormentas de polvo no es la ideal, ya que arrasan con las cosechas y afecta a las viviendas en esta región. De esto y de otras situaciones se percata Tom Joad cuando regresa a su hogar después de pasar un tiempo en prisión. A lo largo de la carretera, desde un camión, ve el maíz caído y cubierto de polvo, así mismo, se da cuenta de que los campesinos, dueños de las tierras, se marchan, ya que están siendo sustituidos por los tractores, máquinas que hacen la labor de muchos en poco tiempo. Al descender del camión la sorpresa es grande y mayor el impacto al ver los campos solos y las cosechas abandonadas.

Después de caminar por un tramo de la vereda se acerca a la sombra de un árbol donde se encuentra con un hombre a quien conocía de tiempo atrás y es reconocido por la elocuencia de su hablar. Se trata del reverendo Jim Casy, quien se siente inclinado por los ideales del pecado porque la gente ya no quiere saber nada relacionado con Dios. Después de una larga charla con unos tragos de licor, Joad convence a Jim de que lo acompañe a la casa de su familia, donde la abuela, que siente cierta admiración por él estará contenta de verle, sin embargo, cuando llegaron, la propiedad estaba abandonada y la casa en malas condiciones.

Tom no podía o no quería comprender lo que en realidad sucedía, su vecino, Muley Graves, llegó hasta donde estaban y le informó que su familia se encontraba en la casa de su tío John. De inmediato quiso saber el motivo por el que se habían marchado, a lo que Muley dijo, bueno, han estado recogiendo algodón, todos incluso los niños y tu abuelo. Están ahorrando dinero para marcharse hacia el Oeste donde la vida es fácil, ya que aquí no hay nada.

Al llegar a la casa de su tío y después de la bienvenida, la familia puso al tanto a Tom sobre sus planes de ir a California, donde, en palabras del abuelo, las uvas cuelgan junto a la carretera. Después entraron a la casa, donde todos se mostraron felices por su regreso.

La familia planeaba salir hacia California. Tom no podía partir con ellos, ya que al salir de la prisión debía permanecer en su hogar, pero fue tanto el regocijo que se decidió a viajar con su familia. De igual forma, Tom, que ya sentía cierto afecto por el reverendo, le ofreció partir con ellos, pues su presencia reconfortaría a la familia, además de ser un aliciente en el largo trayecto. Así, en un abrir y cerrar de ojos, y sin más que decidir, salieron de su tierra, de aquel terruño que les pertenecía, que perdieron por las malas cosechas y al verse en la necesidad de pedir dinero al banco, que, al no poder pagar, fueron despojados de sus pocas pertenencias.

La familia tomó la carretera 66 dejando atrás toda una vida con la ilusión de un futuro promisorio. Desde el primer momento vislumbraban aquella tierra donde nunca hacía frío y la fruta crecía por todas partes. Pero en realidad, nadie sabía lo que les esperaba. Durante el viaje se encontraron con personas que ya se habían dirigido a California, quienes no les auguraban que les iría bien, al contrario, los propietarios de las tierras no les permitirían establecerse en aquellos lugares. Sin embargo, la desesperación no les permitió ver más allá y ensordecidos, hicieron caso omiso de los comentarios y continuaron su viaje.

Después de un largo trayecto y sintiéndose cerca de la tierra de promisión, aún les faltaba cruzar el desierto. Ya en California recorrieron varios campamentos sin encontrar un trabajo fijo, sólo labores temporales. Cayeron en una desesperación que con el tiempo se les fue convirtiendo en ira. La gente de California los miraba con recelo, les mostraban su odio y se dirigían a ellos de maneras despectivas, ¡Malditos Okies! Con el tiempo su paraíso se convirtió en purgatorio para después pasar al infierno que soportaron sobre sus espaldas como pesadas lozas.

El mal tiempo llegó a California y con ello más desgracias para la familia Joad. Sin embargo, contaban con las agallas y la disposición de afrontar los problemas sin importar la gravedad. Después de todas las dificultades que los Joad enfrentaron, antes, durante y después del viaje, se preguntaban hacia donde avanzar. Que desafortunadamente no había forma de responder, no sólo ellos sino muchas personas que marcharon a ese lugar en busca de una mejor forma de vida, pero a qué costo.

Durante el viaje los abuelos murieron afectados por el cansancio y lo largo del trayecto. De esta forma la familia se fue desintegrando, Noah, un hermano de Tom decidió no continuar separándose del grupo. Al llegar a California Tom se alejó por la muerte del Jim para esconderse de las autoridades por reincidir y no volver a la cárcel.

En Las uvas de la ira se muestra el impacto y la crudeza del sistema capitalista durante los años 30 en varias regiones de Estados Unidos. Se muestra de manera clara la concentración y centralización del capital, donde las relaciones con el tiempo se vuelven complejas y el grado de monopolización aumenta sobremanera, por lo tanto, el impacto sobre la estructura productiva afectó la distribución de la riqueza. En el ámbito de la pequeña y mediana empresa, fueron desplazadas hacia las clases bajas, ocasionando el fortalecimiento de los monopolios y la decadencia de las mayorías hacia la pobreza. El resultado fue el crecimiento de las ciudades, en su mayoría por las migraciones campo-ciudad.

De la misma forma, la contracción económica que siguió al crack de la bolsa de valores del 29 de octubre de 1929 ha sido la más severa en la historia norteamericana. De la noche a la mañana, el país más rico del mundo pasó de la opulencia a la miseria, condición que persistió con intensidad hasta la Segunda Guerra Mundial.

El impacto de la crisis sobre la sociedad no fue repentino, sino gradual. En un principio, la mayoría conservó sus empleos, pero a medida que la economía se debilitaba no hubo día en el que miles de hombres y mujeres no fueran despedidos. Al prolongarse la depresión, muchos norteamericanos perdieron paulatinamente sus bienes. Numerosas familias pasaron hambre, por lo que dejaron de comer carne y verduras, y subsistieron con papas y frijoles. La reacción de la crisis no fue siempre violenta. Muchos se las arreglaron para mantenerse ocupados. Vendían manzanas o lápices en las calles de las ciudades, o visitaban casas y departamentos para ofrecer todo tipo de objetos.

De esta manera la vida del hombre cambió. Dejó de ser granjero para convertirse en emigrante. Y la reflexión, “el planear los largos silencios de mirada fija que había ido a los campos, se dirigieron ahora a las carreteras, a la distancia, al Oeste”. El impacto fue tal que medio millón de personas moviéndose ya por el país… un millón más impaciente, dispuesto a partir; y otros diez millones empezaron sentir el nerviosismo. Y los tractores abriendo múltiples surcos en la tierra vacía. Nadie sabía el rumbo que iba a tomar el país. Muchas personas regresaban desilusionadas por la situación que se vivía también en California, donde expresaban que “el país estaba echado a perder”.

De alguna manera estos son los elementos que Steinbeck aborda en su novela. En este sentido, muestra a una sociedad en crisis y transmite la sensibilidad con la que captó los problemas que amedrentaban a la sociedad norteamericana de su época. En este sentido, la obra se convierte en una vía por la que se manifiesta el descontento social, además de transmitir sentimientos, donde no sólo se busca conmover al lector, sino aleccionarlo sobre las consecuencias de las crisis que se viven en pleno siglo XX. Este siglo transformó al mundo y es un antecedente de lo que se vive y vivirá en el siglo XXI.

luis_clio@hotmail.com

@LuisVazquezCar

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