Hablar de diversidad cultural dentro del territorio nacional es prácticamente sin mencionar a Tlaxcala que no en vano se conoce como “la cuna del mestizaje” en México, pues posee un gran cúmulo histórico y cultural de la época colonial.
Cuando a la evidencia de la llegada de los Españoles a tierras tlaxcaltecas se le suma la gran cantidad de recintos prehispánicos con los que cuenta el estado resulta posible entender que el territorio sea el punto de partida para comprender la diversidad con la que cuenta el país.
La diversidad cultural es visible en múltiples manifestaciones como las creencias religiosas, la música, el lenguaje, el arte o prácticamente en toda actividad humana que tenga la cualidad de enriquecer la vida espiritual, moral, afectiva e intelectual de una persona.
Sus múltiples contribuciones convierten a la diversidad en un patrimonio que debe ser consolidado, pues funge como una herramienta para unificar la sociedad y permite garantizar el pluralismo de cada individuo.
El hecho de aceptar que el mundo es diverso abre la puerta a la innovación, creatividad y aceptación lo cual como consecuencia genera un crecimiento en todos lo sentidos.
Desde el año 2003 la Asamblea General de las Naciones Unidas conmemora cada 21 de mayo el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo con el objetivo de apoyar la diversidad, el diálogo, la inclusión y la cooperación entre las distintas culturas.