En los años posteriores a la conquista de México-Tenochtitlan, los tlaxcaltecas se vieron en la necesidad de hacer reclamos constantes a la corona española para que se les reconocerán los privilegios de la conquista. Es decir, solicitaban al rey los beneficios que les fueron prometidos por Hernán Cortés durante las distintas estancias de los españoles en Tlaxcala, razón por la que elaboraron distintos testimonios que sirvieran de relaciones de méritos y servicios para justificar sus pretensiones.

A raíz de esta situación, una vez que se consumó la conquista, los tlaxcaltecas no conformes con la realidad novohispana, hicieron un rescate de su memoria histórica donde ponían énfasis en su participación en la conquista. Códices, historias, crónicas, mapas y demás testimonios acompañaron las comisiones que de manera constante emprendían el viaje a la península para dirigirse al rey.

La producción histórica fue vasta, desde el Lienzo de Tlaxcala, con los originales del siglo XVI y las copias de siglos posteriores, los Fragmentos de Texas, las obras históricas de Diego Muñoz Camargo, el Códice de entrada de los españoles en Tlaxcala y otras más, muestran claramente que la participación de los tlaxcaltecas en la conquista fue fundamental y decisiva en la derrota de los mexicanos. En este sentido, también existen otras obras que dejan constancia de este hecho como las relaciones de los conquistadores. Por lo anterior, se debe reconocer la existencia de una abundante producción historiográfica sobre la participación de Tlaxcala en la conquista.

En este sentido, durante el siglo XVI fueron constantes los intentos que llevaron a cabo las autoridades tlaxcaltecas para que se les reconocieran los privilegios de la conquista, por lo que, a mediados de los años 60 de este siglo, apareció un documento con el que el cabildo tlaxcalteca pugnó por el reconocimiento. El título es largo pero elocuente por la finalidad que se perseguía. “Información recibida en México y Puebla el año de 1565, a solicitud del gobernador y cabildo de naturales de Tlaxcala sobre los servicios que prestaron los tlaxcaltecas a Hernán Cortés en la conquista de México, siendo los testigos algunos de los mismos conquistadores”.

El documento lo dio a conocer el entonces gobernador de Tlaxcala, don Miguel Lira y Ortega, quien lo encontró en el Archivo del Ayuntamiento, lo copió y cotejó con cuidado. Al final del documento agregó la siguiente nota:

“El infrascrito encontró esta Información en el archivo del P. Ayuntamiento de esta ciudad, con este rubro la carátula que tenía, y que sin duda fue de fecha posterior: Varias reales Cédulas. Son dos cuadernos o ejemplares de la misma Información, sin principio ni fin, pues ambas comenzaban con la Cédula o real provisión para que se recibiese dicha Información, según los restos que quedaban en uno de esos cuadernos, y no tienen conclusión, como se ha dicho. El carácter de letra es el particular del siglo XVI, ahora nada usado y bien poco entendido. El que suscribe comenzó la copia, procurando a la vez la confrontación de uno y otro cuaderno; la siguió don Antonio Tovar, quien no la pudo concluir por sus enfermedades, y la terminó el mismo infrascrito, hoy seis de marzo de mil ochocientos setenta y cinco”.

Anselmo de la Portilla, editor del documento, agrega, en alusión al contenido del documento: “Todos los que conocen la historia de la conquista, saben que los tlaxcaltecas, después de una resistencia heroica que detuvo a las puertas de su ciudad, durante una semana a Hernán Cortés y sus compañeros, no solo hicieron con ellos las paces y los hospedaron espléndidamente en su capital, rica y populosa entonces, sino que fueron desde aquel punto sus más leales amigos y sus más poderosos aliados”.

“Los cronistas y los historiadores consignan en sus obras los servicios que prestaron a Hernán Cortés y a su gente los valerosos hijos de Tlaxcala. Fueron de tal naturaleza por su número, por su importancia, por su trascendencia y por las circunstancias en que muchos de aquellos servicios fueron prestados, que sin ellos la conquista habría sido, si no imposible, infinitamente más dificultosa, siendo tan pequeño el número de los conquistadores, tan vasta la tierra, y tantos y tan valientes los guerreros que la defendían”.

Al hablar de Hernán Cortés destaca su habilidad para conocer las circunstancias que se vivían en el territorio mesoamericano, además de haber sabido poner de su parte “a la sabia y guerrera república de Tlaxcala”. Así mismo, recuerda que el capitán prometió a los tlaxcaltecas que estarían exentos de tributo como pago por sus servicios.

Como se indica en el título, los testigos que declararon fueron los conquistadores que para ese tiempo estaban vivos, once de la ciudad de México y seis de Puebla. De los que vivían en la capital, destaca la declaración de Martín López, el español que construyó los bergantines para la toma de México-Tenochtitlan.

En las 24 preguntas se registran de manera lineal los hechos de la conquista, desde la llegada de Hernán Cortés a las costas del actual Veracruz, las incursiones por los distintos territorios, la entrada en Tlaxcala, los hechos de Cholula, la estancia en Tenochtitlan, Pánfilo de Narváez, la Noche Triste, el regreso a Tlaxcala, los acuerdos que llevaron a la alianza, la construcción de los bergantines, la caída de México y las campañas de pacificación y conquista de territorios alejados del Anáhuac. Los testigos contestaron afirmativamente a los cuestionamientos señalados, pero destacan las preguntas 14 y 15, mismas que se transcriben para comprender su importancia. Se tomarán las respuestas de Martín López por ser uno de los testigos con más presencia en la conquista.

Preguntas:

“14. Item: si saben, etc., que estando el dicho Marqués, como está dicho en Tlaxcala con su gente curándose de sus heridas y descansando de los trabajos pasados, trató y concertó con los dichos Maxiscatzin y Xicotencal y Tzihucoacatl y Tlahuetxolotzin, que eran los señores de las cuatro cabeceras de aquella Provincia, más principales, e con otros señores y principales de ella, que le diesen socorro y ayuda de gente, y armas, y comida para hacer la guerra de México, y que les prometía en nombre del Emperador nuestro señor y de la Corona Real de Castilla de darles a Cholula en repartimiento, y ciertos pueblos que solían ser efectos, y de partir con ellos lo que conquistase y ganase, y que les daría la tenencia de la fortaleza que se había de hacer en México, y les prometió otras muchas libertades y exenciones e ellos que y sus descendientes e sucesores serian libres de tributo para siempre: digan lo que en esto pasa y saben”.

“15. Item: si saben, etc., que de todo lo que dicho es solamente se les cumplió lo de no pagar tributo, y así estuvieron más de veinte años que no lo pagaron hasta que el virrey don Antonio de Mendoza trató con los de la dicha Provincia de Tlaxcala, que por vía de vasallos pagasen a su Majestad ocho mil fanegas de maíz ca da año, y por no contradecir lo que en nombre de su Majestad se les mandaba, como buenos y leales vasallos suyos vinieron en ello y lo han pagado y lo pagan hasta agora, aunque fue contra lo que se les había prometido: digan lo que en esto pasa y saben”.

Respuestas:

“A la catorce pregunta, dijo: que lo que de ella sabe es, que estando el dicho Marqués y su gente en la dicha provincia de Tlaxcala después de sanos los españoles, sintiéndose con fuerza para venir sobre México, este testigo vio que el dicho Marqués pidió socorro y ayuda de gente, armas y comida a los dichos indios tlaxcaltecas para venir sobre México, e les hizo muchas promesas en nombre de su Majestad y de la Corona Real de Castilla: en especial este testigo se acuerda que les dijo y prometió que partiría con ellos lo que conquistase y ganase, e que serían libres de tributo y que les daría la fortaleza de México, y les hizo otras muchas promesas con mucho amor para que le diesen el dicho socorro, y los indios tlaxcaltecas se lo dieron, y tan cumplidamente, que con su ayuda y favor, después de Dios Nuestro Señor, conquistaron y ganaron esta ciudad de México, y siempre lo hicieron muy bien como buenos amigos y leales vasallos de su Majestad, e que esto sabe y responde a esta pregunta”.

“A la quince pregunta, dijo: que es verdad que los dichos indios tlaxcaltecas estuvieron sin pagar tributo alguno, hasta que vino por visorrey de esta Nueva España don Antonio de Mendoza, y desde entonces este testigo ha sabido que han pagado para su Majestad cierto maíz en reconocimiento y vasallaje, el cual maíz ha oído decir que son ocho mil fanegas en cada año, e que esto sabe y responde a esta pregunta”.

Todas las preguntas y respuestas concuerdan con la intención que tenían el gobernador y el cabildo tlaxcalteca en ese momento. Con la finalidad de hacer valer los privilegios, se realizó la Información para que aquellas promesas se cumplieran. El resultado fue que el rey Felipe II expidió una cédula real en Barcelona, el 20 de mayo de 1585, en la cual declaró que los tlaxcaltecas quedaban exentos de pagar tributo alguno en todo momento. Pero las condiciones cambiaron cuando los borbones ascendieron al trono español en el siglo XVIII.

luis_clio@hotmail.com

@LuisVazquezCar

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