Por Luis Manuel Vázquez Morales

En todo el mundo cada día del año es una fecha especial. El nacimiento, la muerte o algún hecho que haya marcado la vida de un personaje, cuyo impacto trascendió el tiempo, forjó una serie de elementos que conforman la identidad de un pueblo. El inicio de una etapa de cambios, una fecha significativa que rememora los valores que infunde a la sociedad el recuerdo de un hecho importante. Cada año las estatuas y monumentos cobran brillo, ese brillo que infundio el valor de aquellos que han subido a los pedestales para evitar que se pierda en el olvido la memoria de sus hazañas.

Para la Real Academia de la Lengua, un héroe es una persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble. Así mismo, se le atribuyen valores como una persona ilustre y famosa, además de que sus hazañas lo han investido de numerosas virtudes.

Desde siempre se ha cuestionado si la persona que ha recibido tales dones los merece, ya que para sus detractores no es digno de tal reconocimiento, mientras que, para sus seguidores, es él quien merece ser distinguido con dichas virtudes. De esta manera la historia se ha encargado de crear las figuras de héroes y villanos, sin tomar en cuenta que fueron hombres o mujeres, y sus acciones estuvieron determinadas por las circunstancias de su tiempo. Ejemplos hay muchos, pero lo más importante será resaltar que buenos o malos ocupan un espacio en la memoria colectiva de una sociedad.

El ya poco a poco lejano año 2021 trajo una serie de conmemoraciones a nivel federal y estatal en varias partes del país. Se pensó en fechas y personajes que evocaran sucesos históricos que fueron fundamentales para la historia. Por tal motivo, a los muertos no se les cuestiona, se les da a conocer.

En este sentido, se mencionarán tres conmemoraciones que tuvieron lugar ese año. Estos hechos, que hasta cierto punto han sido cuestionados por la historia oficial, fueron fundamentales para la construcción de la sociedad actual. En primer lugar, a nivel estatal, particularmente en Tlaxcala, el 12 de mayo se conmemoraron 500 años de la muerte de Xicohténcatl Axayacatzin en Tizatlan. A nivel federal, el 13 de agosto se cumplieron 500 años de la caída de México-Tenochtitlan a manos de Hernán Cortés y, finalmente, el 27 de septiembre se conmemoró el 200 aniversario de la entrada de Agustín de Iturbide al mando del Ejército Trigarante a la capital, hecho con el que se consumó la independencia de la México.

Xicohténcatl Axayacatzin o “El Joven”, es un personaje de la historia tlaxcalteca que destacó por las hazañas realizadas y oponerse abiertamente a Hernán Cortes y sus hombres. Para comprender su importancia en la historia, es necesario recurrir a fuentes históricas del siglo XVI con el fin de reconstruir su vida, toda vez que mucho de lo que se ha escrito sobre él se ha basado en idealizaciones que impiden reconocerlo como un hombre de carne y hueso. Se han hecho varios intentos para escribir sobre él desde diferentes ámbitos, pero en la mayoría de los casos la historia es muy limitada por la carencia de fuentes y el resultado es una obra de estilo romántico. No se pretende derribar la figura de Xicohténcatl Axayacatzin de la memoria colectiva de Tlaxcala ni menoscabar los esfuerzos que se han realizado por exaltar su vida.

Actualmente, en la comunidad de Tizatlan se guarda la memoria de su héroe, incluso, el 12 de mayo ya es reconocido en el calendario cívico de Tlaxcala como Día de Xicohténcatl Axayacatzin. Desde años anteriores, se llevaban a cabo actividades históricas y culturales que se engalanaban con un desfile por las calles de la ciudad. Estatuas, monumentos, nombres de calles y nombres de escuelas dan fe de la importancia que representa para Tlaxcala el recordar que la gloria tlaxcalteca se encarnó en Xicohténcatl y pasó a la memoria del pueblo en este día.

Pasados tres meses y un día de la muerte de Xicohténcatl, tuvo lugar uno de los hechos más importantes en la historia de la humanidad. Cayó un pueblo que se había consagrado como conquistador, cuya influencia se reconocía en diferentes áreas del México antiguo. Con su caída surgió una nueva sociedad que se fue conformando por los vestigios de las grandes civilizaciones mesoamericanas con la llegada de una cultura de gran tradición, como la hispánica.

Muchos cuestionan por qué conmemorar una fecha que recuerda los abusos y la matanza de los mexicanos, el saqueo y la destrucción de una cultura como la mexica y los pueblos aliados. Hay que reconocer que a lo largo de la historia muchas culturas han perecido por medio de conquistas, al mismo tiempo que son el origen de otras y así sucesivamente. La historia se ha marcado por épocas de crisis que transforman a la sociedad.

No hay que juzgar con ojos del presente los hechos del pasado, las circunstancias fueron otras y, en consecuencia, aunque una persona se diga heredera las culturas antiguas, no lo es del todo, genéticamente no es posible. Hay que considerar que esta fecha no marca un tema de revancha para valorar la grandeza de las culturas mesoamericanas, cuyos vestigios se encuentran inmersos en la sociedad actual.

Precisamente el fin de las culturas mesoamericanas marcó el inicio de la Nueva España, misma que verá su fin con la entrada de Agustín de Iturbide a la capital el 27 de septiembre de 1821, hecho que cumplió 200 años.

Tradicionalmente las fechas que más se recuerdan sobre la independencia son el 15 y 16 de septiembre. El 15 por la relación que existe con el cumpleaños de Porfirio Díaz y el 16 porque Morelos lo instauró en el documento titulado “Sentimientos de la Nación” en 1813. Lejos de estas circunstancias, el simbolismo nacional que enmarca este acontecimiento le ha quitado los reflectores al triunfo insurgente por haberlo comandado un general realista. Pero las cosas no quedan ahí, el estigma de Iturbide se encuentra en las acciones posteriores a la independencia. El 27 de septiembre es una fecha fundacional, marca el fin de la Nueva España y el inicio de México como una nación.

De manera particular, hay que prestar atención a que tanto el 12 de mayo como el 13 de agosto y el 27 de septiembre, guardan una estrecha relación, ya que una fecha precede a la otra y sucesivamente a la otra.

En mayo de 1521 las tropas hispano-indígenas al mando de Hernán Cortés se encontraban prestas para la toma definitiva de México-Tenochtitlan. La muerte de Xicohténcatl marcó el fin de una resistencia tlaxcalteca que personificó este personaje, fue un mensaje que envió el conquistador para Tlaxcala, que, si bien se manifestó como su gran aliado, ya había conformado un numeroso ejército y tenía sitiada a la ciudad mexica. Con o sin Xicohténcatl, el destino de los mexicanos ya estaba marcado.

El 13 agosto marcó el fin de la gran Tenochtitlan y el inicio de la Nueva España. El 27 de septiembre terminó el ciclo novohispano e inicio el México moderno. Estas fechas están determinadas por tendencias nacionalistas que llevan a la sociedad a desestimar su importancia. El México de hoy requiere de una reconciliación social. No se puede sobreponer lo indígena a lo español, ya que, así como el mexicano actual es indígena, en la misma proporción es español.

Se hace un llamado al rescate de la esencia histórico cultural de lo indígena y lo español como los elementos que le han dado forma y sentido al México de hoy.

 

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