Ritual como señal para recibir a sus seres queridos que regresan del más allá con el humo del incienso, luz de velas y la flor de cempasúchil.
En el sur de Tlaxcala, el Día de Todos Santos cobra un matiz especial a través de una tradición que llena de color y significado los hogares de la región: el camino de flores de cempasúchil. Este sendero de pétalos naranjas se coloca con devoción al mediodía del 1 de noviembre, justo cuando las campanas de las iglesias y capillas resuenan para anunciar la llegada de las ánimas. Es un momento sagrado en el que las familias, al unísono con los repiques, inician este ritual como una señal clara para recibir a sus seres queridos que regresan del más allá con el humo del incienso, luz de velas y la flor de cempasúchil.
Este camino, que se extiende desde la entrada del hogar hasta la ofrenda, tiene un profundo simbolismo. Cada pétalo representa la pureza de las almas que se esperan y simboliza la humildad y el cariño con los que los familiares preparan su bienvenida. El cempasúchil, con su vibrante color y su característico aroma, se convierte en una guía luminosa para las ánimas, asegurando que encuentren el camino de regreso al hogar donde, año tras año, se les aguarda con ofrendas cuidadosamente dispuestas.
La atmósfera es conmovedora: mientras las campanas continúan sonando, el aroma de las flores se mezcla con el incienso, y los caminos de cempasúchil invitan a las almas a cruzar el umbral hacia el mundo de los vivos. Este sencillo pero significativo acto conecta generaciones, y cada pétalo dispuesto en el suelo es un recordatorio de que el lazo entre los vivos y sus seres amados trasciende el tiempo y la distancia.
En este rincón de Tlaxcala, el Día de Todos Santos es una tradición que no solo honra a los que partieron, sino que enriquece la identidad cultural de la comunidad y refuerza el sentido de familia y pertenencia.