En la época prehispánica y colonial, el ixtle fue un recurso esencial para la vida cotidiana

 

El maguey, planta emblemática del paisaje tlaxcalteca, no solo ha sido fuente de alimentos y bebidas como el pulque, sino también de una fibra resistente y versátil: el ixtle. Esta fibra natural, obtenida de las pencas del maguey, ha sido utilizada desde tiempos prehispánicos para la elaboración de textiles, sogas, redes, ayates y otros objetos de uso cotidiano, y fue especialmente valiosa durante la época colonial.

El proceso para obtener el ixtle comienza con la selección de pencas maduras del maguey, que se raspan para extraer las fibras internas. Estas se lavan, se secan al sol y posteriormente se cardan o se peinan para dejarlas listas para su hilado. Una técnica tradicional y sorprendente es el uso de la propia punta del maguey como aguja: los antiguos tlaxcaltecas la empleaban para entrelazar los hilos, demostrando un conocimiento detallado y práctico de los recursos naturales a su alrededor.

Hoy en día, el ixtle sigue teniendo aplicaciones contemporáneas. Se utiliza en la elaboración de artesanías como bolsos, cinturones, tapetes y utensilios decorativos que combinan tradición y diseño moderno. Su resistencia y carácter ecológico lo hacen una alternativa sostenible frente a las fibras sintéticas.

Esta fibra no solo representa una muestra del ingenio ancestral, sino también un símbolo de identidad cultural que se preserva en manos de las comunidades que aún la trabajan y valoran.

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