Jair Torreblanca Patiño
El deporte en Tlaxcala ya no es el mismo. Atrás han quedado los resultados donde se obtenían 9 medallas de oro de un total de 35 ó 40 y que en el sexenio de Vicente Fox alcanzo para recibir un premio nacional por crecimiento en Olimpiada. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estuvo el error? ¿Quiénes dejaron de trabajar? Preguntas y más preguntas que cada cambio de administración se cuestionan, pero sin tener un cambio verdadero.
Hoy el talento ha disminuido, de igual forma el número de practicantes en los diferentes centros de desarrollo, además de la desaparición de disciplinas que surgieron en el año 2000. En ese entonces se vio con optimismo el crecimiento en el número de deportes que en la entidad se practicaban, pero la realidad hablaba de como se debía de trabajar para darles larga vida. Hoy bádminton, tiro con arco, patines sobre ruedas, el mismo boxeo, han dejado de tener participación nacional.
Preguntar a las asociaciones quien fue el culpable de está debacle, sin duda sería una respuesta evasiva que dirigirían hacia la falta de apoyo. ¿Esto es cierto? Es una afirmación a medias, porque para empezar el fomento y desarrollo de un deporte es obligación directa de las asociaciones, de hecho está en sus estatutos del organismo autónomo. Donde entra la autoridad, es en el tema de dotar de infraestructura y materiales para desarrollar el alto rendimiento, pero hoy, el no tener una base de dónde surjan estos talentos es responsabilidad total de las asociaciones.
Muchas de ellas en sus mejores años, vivieron de un espejismo que durante años les alcanzó con los garbanzos de a libra que poseían y obtenían de a dos medallas, suficientes para justificar un trabajo que no hacían, sino era producto del talento innato del joven. No se preocuparon por detectar y hacer crecer sus grupos de entrenamientos para tener inmediatamente uno o una sustituta en los cambios de categorías. Es ahí donde Tlaxcala siempre ha tenido años buenos y años complicados por estos huecos.
Además de que la mentalidad de nuestros deportistas ha cambiado con los años. Ya no son aquellos que a pesar de las condiciones de trasporte, hacían el sacrificó para acudir a la competencia y se ponían la camiseta rompiéndose el alma en la cancha, la pista o el tatami y por ende había buenos resultados. Hoy las condiciones han mejorado, pero ese sacrificó ya pocos están dispuestos a hacerlo y se nota en los resultados que han bajado de ser óptimos.
Es cierto, la apuesta por mejorar el desempeño de los atletas ha evolucionado y no basta tan solo con tener a un metodólogo, hoy la práctica nos habla de la necesidad obligada de que el entrenador esté actualizado constantemente ¿Cuántos de ellos han asumido está responsabilidad? Y lo primordial, que se acompañe de un grupo multidisciplinario: médico, fisioterapeuta, psicólogo y nutriólogo, que aquí en la entidad se cuenta solo con un equipo para atender a más de 400 deportistas. Por eso considero que no hacen falta más entrenadores, sino poner a trabajar a los que se tiene y después de ello, crecer acorde a las necesidades, de hecho existen jóvenes de “construyendo el futuro” que se capacitaron para formar grupos de entrenamiento. ¿Dónde están?
A raíz de la Pandemia que nos recordó un tema en el cual poco se ha trabajado en generar una verdadera cultura física y deportiva. Ante este panorama que habla de tener altos índices de obesidad en nuestros infantes y jóvenes, problema que se ha acrecentado con el confinamiento, se hace necesario un plan nacional de educación física que haga tener en todas las escuelas de un Educador Físico, así como el incremento en horas clases, para empezar a cambiar la mentalidad y generar el gusto por activarse. En este tiempo resultará más fácil por la propia necesidad que se ha generado, de activarnos si o si, por salud.
Otro problema que tiene el deporte en nuestro estado, es la falsa creencia de que los de afuera hacen mejor trabajo, que los que están dentro y en lugar de apoyar, generan desestabilidad que en nada ayuda al trabajo en equipo, basta ver el número de asociaciones que viven separadas de sus agremiados como atletismo, boxeo, baloncesto, ajedrez entre otras, si a eso le sumamos el egoísmo de los entrenadores para aportar sin llevarse los reflectores, vemos otros puntos de diferencia que provocan que los esfuerzos particulares, no funcionen en lo colectivo. De ahí que tradicionalmente los deportes de conjunto, sean los que actualmente tienen los resultados más bajos en competencias.
Cómo sucede casa cambio de administración, vemos a las asociaciones ávidas de ser escuchadas por las nuevas autoridades, hablar de sus pesares y malas experiencias con sus representantes salientes y quejas y más quejas a la falta de apoyos económicos que son las causales a la baja en sus resultados, pero muchas olvidan un pasaje que ilustra la otra realidad, la que no se cuenta y queda como top secret, en el sexenio de Héctor Ortiz y bajo el mando de Eugenio Romero Melgarejo, la cartera se abrió ante las quejas de “no tener apoyo” en reunión con asociaciones y entrenadores hubo la pregunta mágica después de la afinación “Ya los apoye ¿Cuántas medallas se comprometen a obtener?” la respuesta fue un silencio sepulcral que nos responde la verdadera situación, la falta de un trabajo comprometido.
Es precisamente esa autocrítica de la cual carece todo dirigente para acortar errores y saber cuándo han sido superados sus atletas y deportistas por la alta capacidad que ya presentan, pero obvio que el cambio de entrenador significa perder no solo a uno de sus talentos, sino se ve como el quitarles la pantalla de lo que verdadera sucede al interior de un centro de desarrollo, de una escuela deportiva. Hoy parece que esa varita mágica ya perdió el poder, porque los talentos” se acaban y por muchos años la fábrica que los desarrolla ha quedado obsoleta en sus procesos de producción. Hoy no solo es necesario aceptarla con inyección económica, sino de que haya una reingeniería que quite estás inercias que a lo largo de los años ha afectado el deporte estatal. Hoy son importantes los planes y proyectos rimbombantes de la nueva administración, pero basta primero hacer un verdadero análisis no verbal, sino cuantitativo y cualitativo de lo que han hecho y dejado de hacer las asociaciones y sus entrenadores.
Porque también hay otra realidad, con 17 millones de base que tiene el presupuesto de Tlaxcala dirigido al deporte y que llega a crecer hasta 25 millones que se puede hacer, sobre cuando parte de ese recurso se va en gastos propios de los sueldos del personal de la dependencia. Vaya que con lo que queda, hay que hacer magia para sacar avante todos los compromisos, de salidas a competencias, uniformes, becas, implementos, entro otros. Hay un compromiso bajo este panorama de mejorar el deporte, si, pero con trabajo, porque se ha demostrado que quejas inundan las reuniones como las que ha tenido ya la gobernadora electa con las asociaciones, pero hasta donde asumirán verdaderamente el compromiso de trabajar en pro del desarrollo del deporte que mucha falta hace, porque el rezago que se tiene tardará en resarcirse por varios años y fue ocasionado por no trabajar y buscar cubrir intereses personales bajo el cobijo de una asociación y el encubrimiento de una federación.
Por eso estoy convencido que hay problemas, que se han acrecentado con el tiempo si, hace falta apoyo, tal bien, pero es sabido que si los resultados fueran otros, es obvio que el flujo de recursos se encontraría mejora, porque ante el crecimiento de necesidades, el dinero tendría que aumentar también. Por eso falta unificar, terminar las diferencias en integrar al deporte en uno solo y sin importar las banderas invitar a todos los que hacen deporte y no por cumplir una revancha dejarlos fuera de los proyectos que tiene la nueva administración. Ojalá está visión cambie y en la segunda reunión que se hará, estén todos los que verdaderamente deben de estar. ¿O no?
Comentarios para esta columna que quiere un cambio en el deporte estatal al correo detriunfosyfracasos@hotmail.com