El 23 de diciembre de 1783, George Washington presentó su renuncia como comandante, marcando el final de su servicio militar en la Guerra de Independencia de Estados Unidos para regresar a su vida como civil en Mount Vernon.
Con esta acción voluntaria ayudó a establecer el precedente del control civil sobre lo militar. El antecedente de esta acción es considerado el Tratado de París, responsable de poner fin a la guerra el 3 de septiembre de ese año.
Anteriormente, las últimas tropas británicas se retiraron de Nueva York el 25 de noviembre, y Washington decidió tomar la decisión de deponer sus poderes, hecho que ya se relató. El 2 de noviembre se despidió del Ejército Continental en Rockingham y el 4 de diciembre en Nueva York.
Sin embargo, este no sería su fin, pues años después sus compatriotas recurrieron a él para salvar al país de la inestabilidad política. Todos comprendieron la importancia de un gobierno central y, en 1787, durante la convención para reformar los Artículos de la Confederación, se elaboró lo que sería la Constitución y se nombró a George Washington presidente.