Técnicas de respiración para la Ansiedad, el paracetamol de los psicólogos

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Si llevas rato moviéndote por las redes sociales recordarás que hace no mucho tiempo hubo mucho revuelo hacia los médicos ya que se les criticaba/burlaba porque para cualquier problema con el que llegaran sus pacientes ellos solían recetar “paracetamol”, y mientras que se pensaba que solo era un mito surgían cada vez más fotos de recetas que lo confirmaban, al punto que eso se volvió una tendencia de la que hasta los propios médicos terminaron hartos, así que te sorprenderá saber que con los Psicólogos hay algo parecido a la hora de tratar situaciones relacionadas con altos índices de ansiedad, y antes de creas que esto no tiene sentido, te invito a que puedas leer estas siguientes líneas intentando pensar de una manera un tanto diferente a lo que regularmente lo harías.

Vivimos en una época en la que cualquier problema parece tener una solución rápida, sin importar si es médica, psicológica o hasta tecnológica, ¿Ansiedad? Respira profundo, ¿Estrés? Inhala contando hasta cuatro, exhala contando hasta ocho, ¿Ataque de pánico? Nombra cinco cosas que puedas ver, cuatro que puedas tocar, tres que puedas oír, dos que puedas oler y una que puedas probar, pero, ¿Qué pasaría si te dijera que esto, en muchos casos, es como poner una curita sobre una herida infectada? Así es, tal vez cubre el problema de forma temporal y rápida, sin embargo, no lo resuelve en su totalidad el problema y al contrario, pudiera estar contribuyendo a que dicho malestar, no desaparezca.

Para entender por qué la respiración no siempre es la mejor solución para la ansiedad, hay que hablar de dos cosas fundamentales: la apariencia de las cosas que hacemos y su diferencia con el para qué nos sirve lo que hacemos (a esto llamaremos de aquí en adelante: la función), mientras que la apariencia nos permitirá asignarle características a lo que hacemos, la función nos permitirá entender qué utilidad tiene lo que estamos haciendo, por ejemplo, si observamos a alguien hacer ejercicios de respiración, podemos decir que está inhalando profundamente, exhalando lento, cerrando los ojos, relajando los hombros, todo esto es lo que físicamente sucede, lo que cualquiera puede ver y describir, ahora, la función de la conducta es otra historia, ya que esta refiere al propósito o la consecuencia que tiene esa conducta en la vida de la persona, si alguien usa la respiración para evitar sentir ansiedad, entonces esa conducta puede estar funcionando como una forma de escape o evitación, y justo aquí es donde pudiera aparecer el problema: si cada vez que me siento ansioso respiro para calmarme, ¿Qué estoy aprendiendo? Pudiera ser que esté aprendiendo que la ansiedad es peligrosa y que hay que deshacerse de ella lo más rápido posible, esto a su vez puede reforzar la idea de que la ansiedad es algo que hay que eliminar a toda costa, en lugar de aprender a vincularnos con ella de diferente manera.

Esto nos lleva a citar la paradoja de control, o lo que es lo mismo, mientras más intentas mantenerte bajo control menos lo logras (sino me crees pregúntale a tus pensamientos que no te dejan dormir por las noches), imagina que estás en una alberca y tratas de mantener una pelota de playa sumergida bajo el agua, de inicio parece que lo logras, pero conforme pasa el tiempo, la presión aumenta y, en algún momento, la pelota salta con más fuerza a la superficie, algo similar sucede con la ansiedad, si cada que aparece la intentamos controlar con técnicas de respiración o relajación, es probable que, con el tiempo, regrese, y con más fuerza.

Con esto para nada intento decir que la respiración es mala, de hecho, puede ser sumamente útil en ciertos momentos, la clave aquí consiste en saber cómo y cuándo, y ahí es donde entra la labor de un experto (psicoterapeuta por si pensabas en otras personas), el problema surge cuando usamos la respiración como única estrategia para lidiar con la ansiedad, ya que dichas técnicas no cambia las razones por las que nos sentimos ansiosos, ni nos ayuda a modificar nuestra relación con la ansiedad a largo plazo, lo cual pudiera resultar en una herramienta de alivio momentáneo, y no una verdadera solución.

En lugar de enfocarnos en técnicas que simplemente «calman» la ansiedad (que de inicio pareciera ser lo único que buscamos), podríamos trabajar en cambiar nuestra relación con ella, y mediante este enfoque comenzar a afrontar situaciones que nos provoquen ansiedad entendiendo que todo esto tiene una función en nuestra vida, y que, casualmente las cosas que dejamos de hacer con tal de no sentirla, muchas veces nos alejan de una vida que deseamos tener, entrando nuevamente en un círculo paradójico que se mantiene cuando dejamos de hacer algunas cosas para evitar sentir la ansiedad y a su vez esto que ya no hacemos nos hace sentirnos infelices, y añoramos el momento en el que esto desaparezca para poder retomar nuestra vida antes de la ansiedad, sin embargo recuerda que no todo es como nos lo pintan.

En conclusión tienes que saber que la respiración (ni las técnicas) son malas, pero tampoco es la solución mágica para la ansiedad, si cada vez que sentimos ansiedad corremos a respirar profundo para calmarla, estamos reforzando la idea de que la ansiedad es algo peligroso de lo que hay que deshacerse y esto a su vez pudiera estarla manteniendo, en lugar de eso, es más útil aprender a vincularnos con la ansiedad de nuevas formas y así actuar de acuerdo con lo que para nosotros es realmente valioso, en lugar de huir del malestar.

Así que la próxima vez que alguien te diga «solo respira y relájate», recuerda que a veces la verdadera solución no está en la respiración, sino en lo que hacemos después, aunque recuerda… puedo estar equivocado.

 

Por: El Psicólogo Carlos

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