Escrito por: Ramos Montalvo Vargas

Una oportunidad para la planificación de ciudades compactas

Las ciudades actuales en México y América Latina tienden en su mayoría a ser expansivas y dispersas, mientras tanto el resultado del proceso gradual de ocupación del espacio urbano y rural provoca la aparición de vacíos urbanos.

El crecimiento de los centros de población se da a ritmos acelerados y en ese proceso no todo el espacio es ocupado, quedan remanentes, islas o predios baldíos que, con el paso del tiempo, se espera su utilización; sin embargo, los costos sociales, económicos, urbanos y administrativos son muy altos.

Algunos vacíos urbanos, son objeto de acciones delictivas, son áreas descuidadas, con mala imagen urbana o, en mejor de los casos, son tiraderos de basura o forman parte del paisaje especulatorio. Entre tanto, los costos de su urbanización no retribuyen con valor a la ciudad e incrementan las distancias de traslado de la población, la convierten en una ciudad disfuncional, desorganizada y subutilizada en su interior.

El tema de los vacíos urbanos está en discusión y, en el intento explicativo de concebir su transición de un problema a una oportunidad, la propuesta se ensancha para analizar la pertinencia teórica y transitar de un modelo de crecimiento disperso a uno donde se busque crecer hacia dentro. Visto así, la densidad, movilidad y eficiencia del área urbana (Fernández, 2011) facilita la revitalización del espacio y convierte el potencial de los vacíos urbanos, en un reto pertinente de la política territorial en las ciudades.

La idea de ciudad compacta -guía de la política nacional de desarrollo urbano y ordenación del territorio en México hasta hace cuatro meses-, tiene su justificación en el eje problemático de que la dispersión, crecimiento desordenado, disperso, horizontal y descontrolado de la ciudad, está basada en un modelo donde se ponen límites a la expansión anárquica; sin embargo, tras revisar distintas teorías de ciudad, hay una coincidencia donde no tiene cabida la formación de los vacíos urbanos. Modelos conocidos como la ciudad industrial de Tony Garnier, la ciudad de los tres millones de Le Corbusier, la ciudad jardín de Ebenezer Howard, la ciudad lineal de Arturo Soriá, la ciudad ensanchada de Idelfonso Cerdá, entre otros, son referentes donde se puede advertir que la compacidad es una característica y virtud de toda ciudad ideal y, por lo tanto, resulta fundamental aportar elementos explicativos a la teoría de la ciudad contemporánea.

Una de las cualidades intrínsecas de los vacíos urbanos es la proximidad a infraestructuras, equipamiento y servicios ya instalados, lo que potencia su plenitud al interior de la ciudad. Esta virtud, es fundamental y se toma en consideración en la tipología propuesta por Montalvo y Gutiérrez (2017), al establecer cinco categorías: baldío con vista a la calle, corazón de manzana,

espacios intersticiales, los intervalos y aquellos con infraestructura en desuso, cuya localización se convierte en oportunidad para hacer ciudad.

Los actuales resultados sobre vacíos urbanos en el Estado de Tlaxcala son producto de una metodología desarrollada por Montalvo y Gutiérrez (2018), a partir de la cual se georreferenciaron con teledetección espacial un total de 1,718 vacíos urbanos dentro de los Perímetros de Contención Urbano I y II definidos por la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) en el año 2015, de los cuales 1,075 fueron lotes baldíos, 255 de infraestructura en desuso, 177 intervalos, 150 intersticios y 61 del tipo corazones de manzana. El área total cubierta por los vacíos urbanos es de 42.08 kilómetros cuadrados de superficie y el de mayor tamaño se localizó en Contla con 1.26 kilómetros cuadrados, lo cual supone una marcada especulación en ese espacio ocioso.

La Conavi destaca la necesidad de emplear estos vacíos urbanos para el uso potencial para vivienda y promover una ciudad que crezca al interior. En materia de planificación urbana los brownfields, también conocidos como terrenos sin usar, tienen una alta valoración por representar oportunidades para dar salida a problemas de disfuncionalidad en las ciudades. Ese es el gran reto para los diseñadores del planeamiento urbano en centros de población de menor tamaño o que están en franco proceso de expansión física, porque una vez que las ciudades alcanzan dimensiones incontrolables, las medidas de intervención para uso y ocupación del suelo pierden pertinencia y aparece el caos urbano.

Con la advertencia del riesgo y oportunidad que representan los vacíos urbanos, la organización y producción del espacio recobran fuerza y ameritan una reinterpretación y el atrevimiento innovador de repensar tanto el espacio urbano como rural; y en esa interacción, el espacio debe dejar de ser un ente dicotómico para convertirse en objeto de complementariedad con simbolismo e identidad propios para su necesaria reproducción.

Referencias bibliográficas

Fernández, AV (2011). “Vacíos urbanos. Un derecho. Una oportunidad”. N-Aerus XII, pp. 1-21.

Montalvo Vargas, R. y Gutiérrez Carreón, Mayela M. (2018). Methodology for the identification of vacant intraurban land in Mexico, en Novo Scientia, Universidad La Salle, Vol. 10, Núm. 20, ISSN 2007 – 0705, (págs 668 – 696), México.

Montalvo Vargas, R. y Gutiérrez Carreón, Mayela M. (2017). Vacíos urbanos para vivienda en la ciudad de Puebla, México, en Vivienda y Comunidades Sustentables, Universidad de Guadalajara, Laboratorio Nacional de Vivienda y Comunidades Sustentables – CONACYT, Año 1, Núm. 2, (págs. 44-69). México.

Solá-Morales, I. (2009). Colección de compendios de arquitectura contemporánea, Ed. Gustavo Gili, Sl, Barcelona, España.

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