Por más que quieran disimular, ocultar y maquillar la mala situación política que vive en PRI en el ámbito local, y hasta nacional, los astros nada más no se les alinean para poder enderezar su barco.
Es un hecho que el PRI va a perder las próximas elecciones locales a manos de dos partidos, el PAN-morenovallista y el partido de Andrés Manuel López Obrador, Morena.
El futuro del PRI está prácticamente cantado por la desgracia política que aqueja al gobierno federal y a su presidente Enrique Peña Nieto, quien vive la peor de sus etapas como mandatario.
No hay ciudadano que no eche pestes del a actual situación económica, política y social que agobia a la nación, aún a pesar de la férrea defensa que Peña está haciendo del país ante el deschavetado presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Empero, ni eso podrá salvar al PRI y a Peña de la inminente derrota electoral que llevan a cuestas y que se hará realidad en 2018. Ya veremos que sucede en el Estado de México.
Por lo pronto, Puebla es el mejor de los ejemplos.
Primero, porque el estado es un bastión morenovallista le pese a quien le pese.
El dueño de la franquicia albiazul se llama Rafael Moreno Valle Rosas.
Los panistas de antaño, como Eduardo Rivera Pérez, registran poco avance en su intentona de recuperar el partido que le pusieron en charola de plata al ex gobernador del estado en 2010 cuando hicieron todo lo posible para hacerlo gobernador.
Fue allí, en ese momento, cuando perdieron lo que antes siempre fue su moneda de cambio.
Si Rafael Moreno Valle logró hacer una realidad aquello de “gobernador sí pone gobernador”, sin problema alguno, qué otra cosa no podrá concretar cuando el peñismo sigue siendo su cómplice.
Segundo, porque Morena, el partido del “Peje”, está ganando mucho terreno cachando a priistas, panistas, perredistas y demás políticos arrepentidos que continúan abandonado a sus respectivos partidos ante la crisis de credibilidad que existe en el resto de las fuerzas políticas.
Algunos analistas políticos y periodistas locales ya le apuestan incluso a que en 2018 Morena se convertirá en la segunda fuerza política en Puebla, después del PAN.
Eso sí, el Movimiento de Regeneración Nacional es una amenaza latente que de alguna forma deberá frenar el morenovallismo si es que quiere repetir en el gobierno después del gobierno de Tony Gali.
Y tercero, porque Tony Gali, el mandatario local, está comprometido a realizar todo lo que posible para que Martha Erika Alonso, secretaria general del PAN, no tenga problemas en caso de que decida buscar la candidatura y la postulación de su partido como abanderada en 2018.
Y si a esto sumamos que en el PRI habrá una fuga importante de militantes que va a dejar sin aliento y sin pulmones a sus próximos candidatos las cosas para su partido se ponen peor.
Un ejemplo de que los líderes priistas poblanos ya buscan distintas alternativas para tratar de acceder al poder -como las candidaturas ciudadanas- es el pronunciamiento del diputado federal Alejandro Armenta Mier, quien ya le apuesta a dejar el PRI.
Y si hay alguien en el PRI que conoce los entretelones de la política poblana, los acuerdos, los pactos y las traiciones es precisamente Armenta, quien tal vez por eso se esté anticipando a anunciar el mentado “Frente Amplio Humanista Puebla Nos Une”.
Así que si el resto de los priistas poblanos hiciera caso del llamado de Víctor Manuel Giorgana Jiménez, quien advirtió que quien desee dejar el PRI que lo haga, se me hace que el PRI se quedaría sin militancia.
Empero, si además de todo esto le sumamos la posible candidatura e imposición de Juan Carlos Lastiri Quirós, subsecretario de la Sedatu, como abanderado del PRI al gobierno en 2018, la cosa se pone más fea.
Horrible para los priistas porque la simple imposición de Lastiri significaría que Enrique Doger Guerrero también jugará a dejar el PRI, o simplemente a realizar una campaña de brazos caídos, en caso de que él no fuese postulado como el candidato al gobierno.
Me parece que con Lastiri las cosas se pondrían todavía más negras para los tricolores poblanos.
Pobre PRI, tan grande que fue y tan ridículo que hoy se ve.
Por cierto, se dice que en los próximos días habrá cambios en algunas delegaciones federales, disque para reforzar las acciones encaminadas al proceso electoral del 2018.
Salen priistas desconocidos y entran otros peores.
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