Mucho se ha dicho y escrito sobre la carrera electoral con miras al 2018 en el estado, sobre la guerra y la carnicería que se van a registrar, particularmente, previo al día de las elecciones para renovar gobernador.
Porque si bien la disputa por la gubernatura será la madre de todas las batallas en Puebla, lo cierto es que habrá una cruzada no menos importante por la primera regiduría en la capital.
Se han planteado incluso escenarios de todos colores y sabores en relación a los y las posibles candidatos y candidatas que podrían abanderar a los distintos partidos políticos para luchar por las llaves de Casa Puebla.
En el caso del PRI, por ejemplo, ya se dijo que Enrique Doger Guerrero, actual delegado del IMSS, es la mejor carta; mientras tanto, en el caso del PAN todo apunta que Martha Erika Alonso, secretaria general del comité estatal, es la opción más viable.
Y en el frente de la izquierda, se dice que José Juan Espinosa Torres, edil de San Pedro Cholula, es quien abanderaría a Morena, el partido del peje.
Sin embargo, al parecer aún no todo está dicho en aquella fuerza política.
Sobre todo porque al JJ aún le hacen sombra algunos personajes que tienen la idea de disputarle la candidatura porque ven muchas probabilidades de éxito y un triunfo tajante debido a la gran cola de dinosaurio que tiene el edil cholulteca.
Allí están Fernando Manzanilla Prieto, ex secretario general del gobierno morenovallista; y Rodrigo Abdala Dartigues, quien hará todo lo posible por quedarse con la candidatura que, según el JJ, ya le pertenece desde ahora.
Porque al entenado político de Manuel Bartlett Díaz, ex gobernador del estado y senador de la república, no le tiembla la mano para operar en Morena a su beneficio.
Ya le contaré algunas de sus historias, las cuales no tienen desperdicio.
El caso es que la tinta de los periodistas y analistas poblanos se ha ido en sólo la lucha por la gubernatura del estado y no así en la disputa por la presidencia municipal de Puebla, donde sólo parece haber un proyecto bien encaminado.
Proyecto que camina sigiloso, discreto pero con paso efectivo.
Y es que en la disputa por la presidencia municipal de Puebla los aspirantes se van cayendo por falta de arrastre y de arraigo entre la población.
Jorge Aguilar Chedraui, el flamante líder del Congreso del Estado, atraviesa por su peor momento.
Los escándalos de corrupción descubiertos durante su paso como titular de la Secretaria de Salud del estado fueron el acabose para sus aspiraciones a la presidencia municipal.
Jorge parece ahora sólo un fantasma legislativo, un sinónimo de lo fallido, corrupto y más equivocado que tuvo el morenovallismo en el poder.
Las posibilidades para que el diputado local pudiese disputar la candidatura a la presidencia municipal son mínimas, están casi extintas.
Para el ayuntamiento de Puebla por el PRI sucede lo mismo que en el caso de la disputa por la gubernatura, no hay gallo que le pudiera ganar ni al PAN ni a Morena, dependiendo quien sea el candidato del peje.
Porque el candidato de Morena seguramente será quien no alcance la nominación para el gobierno del estado, algo así como entregar un premio de consolación ya sea a Rodrigo Abdala, a Fernando Manzanilla o al JJ.
Vaya escenario que le espera al candidato del PAN para la capital, la lucha con los pejistas será de antología.
Por lo pronto Mario Riestra Piña, secretario general del Ayuntamiento y quien se perfila como el rival a vencer para la candidatura del PAN al gobierno capitalino, sigue su camino para poder ganar la nominación.
Porque aunque no se ve en lo público día a día continúa con sus gestiones, visitas y recorridos por las distintas juntas auxiliares de la ciudad.
Y es que dicen que el funcionario municipal cree firmemente en aquello de “al que madruga Dios lo ayuda”.
Ya veremos cómo se dan las cosas.
Por lo pronto para la capital el jaloneo es muy menor que el que se da para la gubernatura.
Habrá que observar por cuánto tiempo.
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