Los clásicos de Disney no sólo son recordados con cariño y nostalgia por parte del público, sino también por los realizadores de Hollywood, quienes han echado mano de las historias cumbre de los estudios de animación para seguir cautivando espectadores. Esta ocasión fue el turno de «La bella y la bestia» (The beauty and the beast. 2017, Dir. Bill Condon).

El remake con actores de carne y hueso del clásico animado de 1991 se ha estrenado en medio de la polémica que nace de la preferencia sexual de uno de los personajes, además del discurso de empoderamiento femenino en el filme. La historia se adapta de manera ideológica y tecnológica a los tiempos actuales.

Más allá del cambio (necesario) de paradigmas que propone la película, su principal virtud se encuentra en la narrativa. La historia original se mantiene casi intacta, salvo por la aparición se situaciones y personajes que llenan los huecos de su predecesora. Ahora sabemos por qué Villeneuve (la villa francesa donde vive Bella con su padre) olvida el mítico castillo del príncipe, además de conocer el destino de la madre de Bella.

Motion Graphics

El motion graphics, utilizado también en el remake de «El libro de la selva» (The jungle book, 2016. Dir. Jon Favreau), vuelve a ser la apuesta de Disney. Además de usar esta técnica para caracterizar de manera impresionante a Dan Evans como la Bestia, le da vida a Dindón y Lumiére con las voces de actores consagrados como Ian Mckellen y Ewan Mcgregor, quienes hacen un dupla ideal para mantener el relato. Sin mencionar la participación de Audra Mcdonald, una de las mejores actrices de Broadway que se pueda recordar, interpretando las legendarias canciones del compositor Alan Menken.

«La bella y la bestia», con Emma Watson como la gran protagonista, es una cinta para todos los públicos que regresa con la carga emotiva de las nostalgia; rejuveneciendo gracias a la tecnología y los cambios propios que la sociedad demanda. Se nota el respeto con el que se trata al relato clásico, tanto que los pequeños cambios representan casi una recompensa al espectador.