El trabajo es entendido en forma general por la aplicación de energía para producir un bien material, el producto de este esfuerzo es conocido en el mercado por mercancía, por eso, posee valor, por consiguiente, también el trabajo se vuelve un artículo que adquiere precio. Este prototipo de actividad se desempeña en forma mecánica, se vuelve rutina, su aplicación mucha de las veces carece de sentido. El ejecutante de esta labor manifiesta hostilidad del trabajo en sí mismo, entonces el hombre transforma el medio natural para su propia subsistencia individual y familiar.

El trabajo es también un “bien común”, es decir, la aportación de energía se revierte en servicio hacia los demás, la aplicación de arresto que aporta la persona favorece a ciertos sectores de una comunidad, luego entonces esta actividad adquiere una forma de creación cuando el que lo aplica pone de su ingenio, su paciencia y su ideal. Para realizar este sueño añorado aporta todo su tiempo para realizar dicha actividad elegida por convicción, vocación y se entrega a su proyecto.

El trabajo elegido por voluntad propia se realiza con facilidad, se desarrolla con placer, el autor de cierta actividad se vuelve feliz de ver, asimismo, sentir el resultado de su esfuerzo y de su tiempo. Feliz y contento se veía Jacinto Cruz Huerta, quien sigue ejerciendo la noble actividad de abrir conciencias e instruir con conocimientos y saberes tecnológicos, temas culturales a niños, jóvenes y adultos.

Jacinto siempre lo acompañó el sueño de abrir espacios para dar a conocer y difundir la cultura de sus ancestros, por ello laboró para el Centro Estatal de Lenguas y Cultura Indígenas/ Hidalgo, en esta institución participó con propuestas difundidas en varios foros nacionales e internacionales: Foro Nacional de Enseñanza y Aprendizaje de Lenguas Indígenas, Encuentro Internacional de Lenguas Indígenas y Educación Bilingüe, Tercer Encuentro Latinoamericanos de Escritores, entre otros.

El profesor Cruz Huerta al deponer su responsabilidad en el trabajo administrativo y evadir el ocio inicia el Curso de lengua y cultura ñähñu proyecto que lleva por lema: “Una mirada profunda de nuestras raíces”.  Dicha quimera se volvió realidad a partir de 16 de marzo de 2016.  Encuentro Internacional de Lenguas Indígenas y Educación Bilingüe.

El pasado sábado 18 de marzo, en Cerritos Remedios del municipio de Ixmiquilpan, Hidalgo, dicha localidad se ubica con dirección a El Cardonal, al lado izquierdo hay un pequeño letrero que señala “Cerritos”. Este lugar estuvo de fiesta al conmemorar su primer aniversario, el festejo se escenificó en tres salones de Hogam’ui, (Buen vivir), desde el logotipo manifiesta el objetivo de mantener la  de unidad, cinco figuras humanas ataviados de diferentes colores manifiestan de cerrar un pequeño círculo.

La festividad: nt’udi.- befi gä hñäki ne yä nzäim’ui  ñähñu” inició con palabras de  bienvenida de la profesora  María Luisa Biñuelo Villa  con cantos en hñähñu y la danza del Ixtle. Acto seguido el público asistente se deleitó con palabras del historiador Domingo España Soto quien disertó la conferencia: “Los ancestros de los otomíes en las pinturas rupestres” estudio realizado en varias comunidades donde hay bóvedas con imágenes del México prehispánico.

El público expectante fue encantado con el Panel de discusión con el tema “La lengua hñähñu a través del tiempo” los disertantes fueron: Dra. Victoria Hernández Ramírez, Dr. Ewald Hekkinig, y la maestra María Isabel Pérez León, conocido en la fiesta poética por Margarita León, los tres ponentes poseen conocimientos profundos de la etnia y lengua hñähñu y el moderador de la mesa fue Jacinto Cruz Huerta.

El programa siguió con la conferencia: “El maguey, la luna y los otomíes”, muy bien argumentado por el Dr. Aurelio Núñez, planta y astro con mucho significado en la cosmovisión e historia de la etnia de la región del Valle del Mezquital. Los alumnos manifestaron sus avances con la escritura de dictados, diálogos y explicación corta de un tema dado por el conductor del evento. La celebración fue aderezada con bailes regionales y de huapangos bailando por adolescentes. Sin faltar las voces melodiosas del joven Salomón Trejo García y de Venancio Zamudio, la voz de Mario Ángeles y al final se compartió lo más sagrado que da a los visitantes, comida y bebida.